Por Darlene McCormick Sánchez
El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que designa al fentanilo como arma de destrucción masiva durante una ceremonia de premiación en honor a 13 miembros del servicio militar con la Medalla de Defensa Fronteriza de México.
Con nuevas medallas en honor a los esfuerzos militares de seguridad fronteriza como telón de fondo, Trump redobló su campaña para asegurar la frontera sur y detener el flujo de fentanilo hacia el país.
El presidente dijo que no hay duda de que los adversarios estadounidenses están traficando fentanilo a Estados Unidos, en parte porque quieren matar a estadounidenses.
«Están tratando de drogar a nuestro país», dijo Trump sobre los responsables de la crisis del fentanilo.
«Se puede mirar a lo largo de la historia. Mire a China cuando estaban cargados de drogas; sufrían mucho y otros pudieron apoderarse de ellas».
«Ninguna bomba hace lo que esto está haciendo», afirmó. «Que sepamos, cada año mueren entre 200.000 y 300.000 personas».
Trump dijo que ha habido una caída del 50 por ciento en la cantidad de fentanilo que cruza la frontera, y señaló que China ha estado trabajando con Estados Unidos para reducir el contrabando, cumpliendo con los compromisos relacionados con el fentanilo asumidos en los acuerdos comerciales. Sin embargo, la mayoría de los precursores químicos del fentanilo, que se utilizan para producir esta droga mortal, se producen en China.
Como prueba de que se están logrando avances, Trump promocionó una redada de fentanilo en Nuevo México en mayo como la más grande en la historia de Estados Unidos, en la que las autoridades incautaron casi 3 millones de pastillas de fentanilo.
La incautación, cuyo valor se estima en miles de millones de dólares, fue parte de una investigación de un mes de duración que resultó en el arresto de 16 personas, dinero en efectivo, armas de fuego y vehículos de lujo en varios estados.
La operación fue considerada un revés significativo para el Cartel de Sinaloa, designado como organización terrorista extranjera por Trump y reconocido como uno de los principales grupos que contrabandean fentanilo a través de la frontera sur entre Estados Unidos y México.
Trump señaló que en noviembre se incautaron otros 1,7 millones de pastillas de fentanilo en Colorado.
Enfatizó que el fentanilo continúa poniendo en peligro vidas estadounidenses.
Trump dijo que el fentanilo tiene usos médicos legítimos, pero que ha sido explotado por los cárteles en México, donde se mezcla con drogas ilegales como la cocaína o pastillas falsas, incluido el Adderall falso.
La orden ejecutiva establece que el fentanilo está más cerca de un arma química que de un narcótico y que sólo 2 miligramos (el equivalente de 10 a 15 granos de sal de mesa) es una dosis letal.
La orden establece que la producción y venta de fentanilo por organizaciones y cárteles terroristas extranjeros están vinculadas a la financiación de asesinatos, actos terroristas e insurgencias en todo el mundo, y se describen como socavando la seguridad de Estados Unidos.
“Además, la posibilidad de que adversarios organizados utilicen el fentanilo como arma para ataques terroristas concentrados y a gran escala es una grave amenaza para Estados Unidos”, afirma la orden.

Ordena a los secretarios y agencias del gabinete que “eliminen la amenaza del fentanilo ilícito y sus principales precursores químicos para los Estados Unidos”.
Esas medidas incluyen el uso de toda la fuerza del gobierno estadounidense para abordar la crisis del fentanilo, con coordinación entre los secretarios de Estado, Tesoro, Guerra y Seguridad Nacional, así como la oficina del fiscal general estadounidense.
La orden especifica que la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, coordinará con los jefes de las agencias pertinentes para utilizar inteligencia e identificar redes de amenazas relacionadas con el contrabando de fentanilo utilizando armas de destrucción masiva “para apoyar todo el espectro de operaciones contra el fentanilo”.






























