La economía de Japón evitó la recesión pero se recuperó mucho menos de lo esperado en octubre-diciembre debido a que la inversión empresarial se desplomó, una señal del desafío que enfrenta el banco central para eliminar gradualmente su programa de estímulo masivo.
Si bien el consumo privado resiste los vientos en contra del aumento del costo de vida, las incertidumbres sobre las perspectivas económicas mundiales pesarán en la recuperación retrasada de Japón de las cicatrices de la pandemia de COVID-19, dicen los analistas.
La tercera economía más grande del mundo se expandió un 0,6 por ciento anualizado en el último trimestre del año pasado después de caer un 1,0 por ciento revisado en julio-septiembre, según mostraron datos gubernamentales el martes.
El aumento del producto interno bruto (PIB) fue mucho menor que el pronóstico promedio del mercado de un aumento del 2,0 por ciento, debido a una disminución en el gasto de capital y el inventario.
“Con otras economías avanzadas encaminándose a la recesión, todavía esperamos que el comercio neto arrastre a Japón a una recesión también en el primer semestre, especialmente porque la inversión empresarial se está debilitando más rápido de lo que esperábamos”, dijo Darren Tay, economista japonés de Capital Economics.
El consumo privado, que representa más de la mitad del PIB de Japón, aumentó un 0,5 por ciento en el cuarto trimestre, igualando el pronóstico medio del mercado.
Pero los gastos de capital cayeron un 0,5%, más que las previsiones del mercado de una caída del 0,2%, mostraron los datos.
La demanda externa agregó 0,3 puntos porcentuales al crecimiento, frente a una contribución de 0,4 puntos proyectada por los analistas.
“Desde un crecimiento negativo en julio-septiembre, el repunte no es muy impresionante”, dijo Toru Suehiro, economista jefe de Daiwa Securities.
“Podemos esperar que el consumo se recupere a medida que se estabilice el gasto en servicios. Pero es difícil proyectar una fuerte recuperación en parte debido a la presión de la creciente inflación”, dijo.
Japón ha visto un aumento en el número de visitantes extranjeros desde que finalizaron en octubre algunos de los controles fronterizos más estrictos del mundo para evitar la propagación de la pandemia de COVID-19.
Los formuladores de políticas esperan que un repunte en el consumo interno, impulsado por los ahorros acumulados durante la pandemia, dure lo suficiente como para que los salarios se recuperen y amortigüen el golpe en los hogares por el aumento de los costos de los alimentos y el combustible.
Con una inflación que supera el objetivo del 2 por ciento del Banco de Japón, las perspectivas de la economía y los salarios serán clave para determinar qué tan pronto el banco central podría eliminar gradualmente su programa de estímulo masivo.
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