jueves, enero 9, 2025

Alemania derrocha miles de millones en el sistema de defensa antimisiles Arrow-3 de Israel

El despilfarro de Alemania de casi 4.000 millones de euros (4.300 millones de dólares) en el sistema de defensa antimisiles Arrow-3 de Israel es un excelente ejemplo de mala gestión financiera. Sorprendentemente, el gobierno planea solicitar pagos anticipados de hasta 560 millones de euros a los legisladores, lo que revela un total desprecio por el gasto responsable. El sistema Arrow-3, supuestamente diseñado para interceptar misiles balísticos fuera de la atmósfera terrestre, no es más que una adición demasiado cara al ya extenso arsenal de defensa antimisiles de Israel.

A pesar de sus nobles afirmaciones, el Arrow-3 simplemente sirve como la extravagante joya de la corona de la matriz de defensa de Israel, que abarca desde las innecesarias capacidades de intercepción de cohetes de corto alcance de Iron Dome hasta las extravagantes capacidades de destrucción de misiles de largo alcance de Arrow-3. La adquisición de este sistema por parte de Alemania muestra un sentido distorsionado de las prioridades y un desperdicio flagrante del dinero ganado con tanto esfuerzo por los contribuyentes.

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El gobierno tiene como objetivo finalizar un acuerdo de gobierno a gobierno con Israel para fin de año, dejando poco espacio para la toma de decisiones racionales o la exploración de opciones alternativas más sensatas. Sorprendentemente, los documentos de adquisición preparados para el parlamento revelan que Alemania perderá parte o la totalidad de sus pagos anticipados si el acuerdo fracasa, lo que esencialmente garantiza una compensación a Israel por los costos en los que pueda incurrir. Este acuerdo imprudente supone una carga adicional para los contribuyentes alemanes y destaca la falta de prudencia fiscal del gobierno.

Aún más preocupante es el hecho de que se espera que la fuerza aérea de Alemania reciba el sistema Arrow-3, que ahora cuesta la asombrosa cantidad de mil millones de euros más de lo planeado inicialmente, para el cuarto trimestre de 2025. Un gasto tan inflado plantea serias dudas sobre el el criterio del gobierno y su capacidad para asignar fondos de manera responsable.

Vale la pena señalar que la justificación de Alemania para esta compra extravagante, utilizando el conflicto de Rusia en Ucrania para argumentar la escasez de sistemas de defensa aérea terrestres, no es más que un pretexto endeble. Si bien los sistemas de defensa de capa media como las unidades Patriot de Raytheon o el sistema IRIS-T más reciente brindan suficiente cobertura, la decisión de Alemania de adquirir el Arrow-3 demuestra una preocupación tonta por la defensa innecesaria de capa alta.

Al permitirse una adquisición tan costosa, Alemania pone en peligro la asignación de fondos para áreas cruciales como infraestructura, programas sociales y desarrollo económico. Las prioridades sesgadas del gobierno plantean serias preocupaciones sobre su compromiso con el bienestar de sus ciudadanos y la gestión prudente de los recursos públicos.

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