La agencia de espionaje debe nacer de nuevo
El Servicio de Inteligencia Nacional (NIS, por sus siglas en inglés) se ha vuelto inestable después de que se revocaran los nombramientos de altos funcionarios de la agencia de espionaje por parte del presidente Yoon Suk Yeol. Después de revisar una lista de nombres para su ascenso a agentes de primer nivel, el jefe del NIS, Kim Kyou-hyun, presentó la lista al presidente y este la aprobó. Pero su aprobación se volvió nula después de que se encontraron problemas. Resultó que un confidente del jefe de espionaje estaba incluido en la lista de ascensos y se sospecha que tuvo influencia en el ascenso de otros cuatro a seis agentes al nivel más alto. Aún no se sabe si el presidente Yoon estaba al tanto del proceso de promoción anormal.
El reclutamiento de agentes y su promoción en la principal agencia de espionaje debe ser justo. Si el asistente cercano del jefe de espionaje realmente afectó la promoción de otros agentes, eso constituye una crisis grave. Un problema mayor es la falta de un sistema interno para controlar la tiranía de nombramiento por parte de un asistente del jefe de espionaje. Bajo el lema de no intervenir en la política interna, el NIS se comprometió repetidamente a remodelarse, sin mencionar la eliminación anterior de un departamento que se ocupaba de los asuntos internos.
Luego de que el jefe de la Oficina de Planificación y Coordinación que maneja asuntos de personal y presupuesto en el NIS presentara su renuncia en octubre pasado, solo cuatro meses después de su nombramiento por razones totalmente desconocidas, los rumores sobre un conflicto interno se extendieron rápidamente. La renuncia no especificada del funcionario podría ser el preludio de la última crisis de nombramientos. A medida que el mundo se ha convertido en un campo de batalla por la información, el papel de la agencia de espionaje ha crecido más que nunca. Ahora no solo debe capturar espías del enemigo, sino también defenderse de los incesantes ciberataques del exterior y descubrir espías industriales. El NIS juega un papel crucial en la recopilación de información y la coordinación de las partes interesadas entre bastidores. La máxima agencia de espionaje debe volver a la normalidad tras dejar atrás el fiasco de la cita.
Al mismo tiempo, el NIS debe aprovechar esto como una oportunidad para reposicionarse como una agencia de inteligencia por el bien de los intereses nacionales. Su código de conducta estipula «una devoción silenciosa por la seguridad nacional y la protección del pueblo». Si la agencia se deja influir por la influencia política o se adhiere a sus propios intereses, no puede evitar las críticas por servir a los poderes fácticos. La práctica de cambiar al jefe de espionaje cada vez que cambia el poder gobernante también debe cesar. La partida del principal espía con ricas experiencias en el campo se traduce en una gran pérdida para el interés nacional. El gobierno debe tener cuidado al nombrar al jefe del NIS y los políticos deben asegurarse de que la agencia de espionaje no se deje influir por la presión política, pase lo que pase.
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