La nueva amenaza de Putin para Occidente: Rusia ubicar armas nucleares en Bielorrusia cerca de la frontera polaca es una ‘táctica de chantaje’ y prueba hasta dónde llegará Estados Unidos para defender a Europa, advierte un académico
El emplazamiento de armas nucleares de Rusia en Bielorrusia es una «táctica de chantaje» para amenazar a Occidente, advirtió ayer un destacado académico.
Mark Almond, director del Instituto de Investigación de Crisis en Oxford, dijo que la decisión del presidente Vladimir Putin de estacionarlos cerca de la frontera polaca fue diseñada para agregar «capas de incertidumbre» sobre la estrategia de Rusia.
Debido a que las armas son dispositivos tácticos de mediano alcance, no presentan ningún riesgo para las ciudades estadounidenses, a diferencia de los misiles balísticos intercontinentales que se encuentran en silos siberianos.
«Las armas bielorrusas son una amenaza mucho mayor para Europa occidental», dijo el Dr. Almond.
Plantea la pregunta a Washington: si no están directamente amenazados, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar arriesgando un suicidio nuclear en defensa de los aliados europeos?
Hablando en el foro económico insignia de Rusia en San Petersburgo el 16 de junio, Putin dijo a los reunidos que las primeras ojivas habían llegado a Bielorrusia.
Bielorrusia ya ha comenzado a recibir armas nucleares rusas, algunas de las cuales, alardeó el presidente Alexander Lukashenko (con Putin el 9 de junio), son tres veces más poderosas que las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki.
En la imagen: los sistemas de misiles balísticos intercontinentales rusos Yars circulan por una calle antes de un desfile militar en Moscú, el 9 de mayo.
“Es una táctica de chantaje que se remonta a cuando Putin era agente de la KGB en Alemania Oriental durante la crisis de los misiles de crucero de la década de 1980.
«Esta es una estratagema para tratar de desvincular la alianza occidental sobre Ucrania amenazando a vecinos como Polonia que actúan como rutas de suministro para nuestra ayuda militar».
Dijo que la medida del Kremlin ofreció a Rusia otras ventajas, incluso a su aliado clave en la región, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko.
Estos incluyen la ambigüedad sobre el control de las armas. Rusia tiene la supervisión, pero Bielorrusia puede afirmar que podría desplegarlos si la lucha se extiende a través de su frontera desde Ucrania.
Los aliados occidentales también desconfiarán de suministrar armas a Ucrania si existe el peligro de que puedan dirigirse a Bielorrusia y aumentar la amenaza de un ataque nuclear.
Además, se disuadirá a los grupos de protesta bielorrusos de derrocar a su gobierno, lo que obligaría a Rusia a intervenir para proteger sus activos nucleares.
Putin dijo el viernes en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo que la transferencia de las ojivas a Bielorrusia se completaría a fines del verano.
Insistió en que solo se usarían si el territorio o el estado de Rusia estuvieran amenazados, y agregó que era una advertencia para cualquiera que «pensara en infligirnos una derrota estratégica».
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que no veía «ningún indicio» de que Rusia se estuviera preparando para usar un arma nuclear.