Los líderes militares de Burkina Faso y Níger dijeron el sábado que abandonarían la fuerza antiyihadista del G5 en la zona africana del Sahel, el último golpe a la lucha contra los insurgentes en una de las regiones más conflictivas del mundo.
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El G5, creado en 2014, solo ha obtenido resultados magros, y Mali también abandonó la fuerza original de cinco naciones el año pasado, también a raíz de un golpe militar.
Los líderes de los cinco países acordaron desplegar un grupo de trabajo conjunto antiterrorista respaldado por Francia en 2017, pero los gobernantes militares de Burkina, Níger y Mali han acusado a París de tener un papel descomunal después de años de despliegues franceses en sus territorios.
Burkina y Níger «han decidido, con plena soberanía, abandonar todas las instancias del G5 Sahel, incluida la fuerza conjunta» a partir del 29 de noviembre, indicaron los dos países en un comunicado.
«La organización no logra sus objetivos. Peor aún, las ambiciones legítimas de nuestros países, de hacer del G5 Sahel una zona de seguridad y desarrollo, se ven obstaculizadas por una burocracia institucional de una época anterior, que nos convence de que nuestro proceso de independencia y la dignidad no es compatible con la participación en el G5 en su forma actual», dijeron.
En una referencia velada a Francia, añadieron que «el G5 Sahel no puede servir a intereses extranjeros en detrimento de nuestro pueblo, y menos aún a los dictados de cualquier potencia en nombre de una asociación que los trata como a niños, negando la soberanía de nuestro pueblos.»
(AFP)