El máximo funcionario de derechos humanos de las Naciones Unidas expresó alarma el domingo por la creciente tensión étnica y los llamamientos a la violencia en la República Democrática del Congo tras unas disputadas elecciones.
Retrasos masivos y caos burocrático empañaron las votaciones del 20 de diciembre para elegir al presidente, los legisladores de las asambleas nacional y provincial y los concejales locales.
Hasta ahora, la comisión electoral sólo ha anunciado el resultado de la votación presidencial: una victoria aplastante para el actual presidente Felix Tshisekedi que la oposición ha rechazado como una farsa.
«Estoy muy preocupado por el aumento del discurso de odio de base étnica y la incitación a la violencia en la República Democrática del Congo», dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk.
Dijo que los llamados a la violencia postelectorales eran particularmente preocupantes en las provincias orientales de Kivu del Norte y Kivu del Sur –que han estado plagadas durante décadas por grupos armados y asesinatos étnicos–, así como en las regiones de Kasai y Katanga.
Tshisekedi es oriundo de Kasai y Moise Katumba, uno de sus principales rivales, de Katanga.
«La retórica odiosa, deshumanizante e incitante es aborrecible y sólo puede profundizar la tensión y la violencia en la propia República Democrática del Congo, además de poner en riesgo la seguridad regional», afirmó Turk.
Instó a las autoridades «a investigar exhaustiva y transparentemente todos los informes de discurso de odio e incitación a la violencia y a exigir responsabilidades a los responsables».
Las tensiones relacionadas con las elecciones son comunes en la República Democrática del Congo, que tiene una historia de gobiernos autoritarios y derrocamientos violentos.
En este vasto país viven unos 250 grupos étnicos diferentes. Tiene una considerable riqueza mineral, pero poco llega a su población de alrededor de 100 millones.