NINGÚN GOBIERNO EXTRANJERO QUIERE INVOLUCRARSE DIRECTAMENTE
No sólo los activistas, sino también algunos observadores experimentados han abogado por este tipo de medidas, incluida la prestación de ayuda letal al NUG. Han argumentado que, si los gobiernos adoptan estas ideas, el movimiento de oposición estaría en una buena posición para consolidar sus recientes logros y lograr nuevos avances contra la junta.
Sin embargo, por diversas razones, es probable que se acepten pocas o ninguna de estas recomendaciones.
Hasta la fecha, la comunidad internacional ha hecho algunos gestos de ayuda, pero ha mantenido a distancia la guerra civil y el movimiento de oposición. Se ha negado a reconocer al NUG o a establecer contacto directo con las numerosas organizaciones armadas étnicas de Myanmar. Los gobiernos extranjeros y las organizaciones internacionales también se han opuesto a brindar ayuda al movimiento de oposición, particularmente a través de fronteras nacionales.
Al explicar este enfoque, los funcionarios invariablemente han citado la práctica diplomática consuetudinaria y cuestiones de soberanía, pero es claro que también hay un fuerte elemento de interés propio. Ya sea que crean o no en la causa de la oposición, o simplemente teman la durabilidad histórica de los regímenes militares de Myanmar, está claro que ningún gobierno extranjero quiere involucrarse directamente.
El conflicto parece ofrecer una elección clara entre las fuerzas que reprimen al pueblo de Myanmar y las que luchan por un sistema más abierto, humano y democrático. Sin embargo, el conflicto es muy complejo y está cargado del tipo de ambigüedades y contradicciones que los formuladores de políticas odian.
Además, la participación externa en la guerra civil no garantizaría un resultado final aceptable.