El viernes, fuentes oficiales afirmaron que, además de la violencia generada por las protestas y disturbios de los guardabosques acorralados por el gobierno, las pandillas se suman al pánico de una población angustiada por la inseguridad que persiste en Haití.
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Las bandas armadas continúan expandiendo sus tentáculos en diversas zonas del territorio nacional. En la localidad de Canaan, muchos vecinos siguen en sus casas porque los hombres al mando del capo Jeff impiden el libre tránsito desde el 29 de enero.
Dos jóvenes que intentaban salir del barrio fueron asesinados a tiros, mientras en las viviendas falta comida y la gente no puede salir a trabajar.
Hasta el momento, la policía no tiene noticias sobre la inactiva cárcel de mujeres Cabaret, que fue atacada por la banda Canaan, cuyos miembros saquearon el lugar y le prendieron fuego, según informó el sitio web Juno7.
Miembros de pandillas toman prisión civil para mujeres en #HaitíEl Cabaret de ayer. Afortunadamente, los reclusos habían sido trasladados el pasado mes de junio al penal 33 de Delmas por motivos de seguridad. pic.twitter.com/vTgSpx1y7z
—Michael Deibert (@michaelcdeibert)
31 de enero de 2024
Cargaron todo lo que encontraron dentro del edificio, incluidos paneles solares y baterías, y después de vaciar la penitenciaría le prendieron fuego, y luego celebraron el ataque como una gran victoria, dijo la fuente.
Las autoridades policiales investigan la ejecución de 15 personas en el barrio de Pernier en la comuna de Pétion-Ville. Este acto, considerado aquí como un baño de sangre, se atribuye a la banda 400 Mawozo.
Estas personas murieron cuando miembros del grupo irrumpieron en la zona ocupada por sus rivales de Vitelhomme Innocent.
La mayoría de los cuerpos tenían impactos de bala, incluidas niñas y mujeres. Los cuerpos acribillados yacían en el suelo, algunos atados y otros medio quemados.
En este contexto, la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas de Haití (BSAP) sigue descontenta con las medidas impuestas por el gobierno y planea extender su rebelión, una idea que, de llevarse a cabo en diferentes partes del país, traerá más violencia.
Según los últimos informes, los agentes que operan en el noreste no tienen intención de entregar las armas a pesar de las órdenes del primer ministro, Ariel Henry, a quien acusan de favorecer los intereses de República Dominicana.
La BSAP pasó de ser una simple guardia forestal a una fuerza considerable de tropas bien equipadas al servicio de intereses políticos.
En otras partes del país persisten protestas violentas contra Henry, que debe dejar el cargo la próxima semana, pero sus detractores quieren que deje el poder antes del 7 de febrero.
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