Después de haber superado tanto a China como a las naciones occidentales como el mayor inversor extranjero directo de África (comprometiendo más de 97.000 millones de dólares en 2022 y 2023), los Emiratos Árabes Unidos están estratégicamente posicionados para competir y colaborar con Beijing, así como con sus adversarios occidentales y asiáticos, dicen los analistas.
Dado que las inversiones extranjeras en África no alcanzan a cubrir las necesidades de desarrollo del continente en un estimado de 130.000 a 170.000 millones de dólares anuales, existe un potencial significativo para que las inversiones chinas y del Golfo “coexistan y prosperen”, dijo Albert Vidal Ribé, analista de investigación con sede en Bahréin en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Pekín “no siempre cumple sus grandiosas promesas”, afirmó, sugiriendo que las inversiones chinas en infraestructura y energía podrían “expandir el pastel impulsando el desarrollo económico, creando nuevas oportunidades que los estados del Golfo Árabe podrían aprovechar”.