En las últimas semanas, China ha estado inundada de titulares sobre cómo se ha adentrado en una “era del gran canal”. Pero un análisis más detallado de los proyectos de canales en todo el país revela una historia más tortuosa e impactante.
Habiendo completado ya una red integral de ferrocarriles de alta velocidad que dan servicio a la mayoría de las ciudades con al menos 500.000 habitantes, así como autopistas que conectan casi todas las ciudades, China está preparada para ver una avalancha de proyectos de infraestructura que incluyen canales que conectan todas las vías fluviales del país, según la narrativa predominante.
Mientras tanto, se han incluido propuestas en los planes gubernamentales de tres provincias del interior para gastar más de 545 mil millones de yuanes en canales, y los delegados a nivel local han presentado repetidamente dichos planes a la principal legislatura del país.
En un momento en que la segunda economía más grande del mundo atraviesa un período prolongado de crecimiento lento, debido principalmente a una crisis inmobiliaria agobiante, la inversión masiva en infraestructura se presenta una vez más como una panacea. Entre 2008 y 2009, la mayor parte de un paquete de estímulo de 4 billones de yuanes se destinó principalmente a proyectos de infraestructura como un medio para proteger al país de los efectos secundarios de la crisis financiera mundial.