La policía noruega dijo el miércoles que había arrestado a un hombre bajo sospecha de incitación a cometer crímenes contra la humanidad en Camerún, donde una estación de radio lo identificó como el «líder separatista» Lucas Cho Ayaba.
La unidad policial Kripos que se ocupa de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad dijo en un comunicado que había arrestado a «un hombre de unos 50 años» el martes, pero no lo identificó.
«La policía noruega ha detenido al líder separatista Lucas Cho Ayaba, implicado en atrocidades cometidas en el noroeste y el suroeste», informó la emisora de radio CRTV.
Dos fuentes habían dicho previamente a AFP que Ayaba, de 52 años, era el hombre arrestado.
Camerún se ve afectado desde 2016 por un sangriento conflicto en sus dos regiones anglófonas, al noroeste y al suroeste, entre separatistas y fuerzas estatales.
El conflicto se desató por la brutal represión de las protestas pacíficas en las regiones anglófonas por parte del antiguo presidente Paul Biya.
«La Kripos considera que el sospechoso desempeña un papel central en el actual conflicto armado en Camerún», afirma el comunicado de la policía noruega.
La comunidad anglófona, que desde hace tiempo se queja de marginación y discriminación, representa alrededor del 20% de este país centroafricano mayoritariamente francófono.
Ayaba es el líder de las Fuerzas de Defensa de Ambazonia, uno de los principales grupos armados que operan en las zonas anglófonas.
Las ONG internacionales acusan tanto a los separatistas armados como a las fuerzas gubernamentales de abusos.
Más de 6.000 personas han muerto y al menos un millón han sido desplazadas durante el conflicto, según el International Crisis Group.
Un abogado que representa a las víctimas del conflicto presentó una denuncia en Estados Unidos contra Ayaba y el Estado noruego.
En febrero, el abogado Emmanuel Nsahlai también solicitó a la Corte Penal Internacional que iniciara una investigación.
Ayaba fue un ex activista del sindicato estudiantil en la década de 1990 y tiene nacionalidad alemana.
Fue la primera vez que Noruega arrestó a alguien bajo sospecha de incitar a crímenes contra la humanidad.
Si es declarado culpable, podría enfrentarse a 30 años de prisión.