El número de visitantes a la montaña más famosa de Japón se ha disparado en los últimos años y las autoridades han luchado por reducir el impacto ambiental.
Las medidas de control de multitudes y una tarifa de entrada de 2.000 yenes (13 dólares estadounidenses) lograron limitar el número de personas que subieron al Fuji este verano a alrededor de 178.000 escaladores, según cifras preliminares, en comparación con más de 200.000 el año pasado.
Las autoridades de Yamanashi, en el lado más popular del volcán, anunciaron planes en 2021 para construir el sistema de transporte de tren ligero hasta la llamada quinta estación a 2.305 m.
Actualmente se puede llegar hasta aquí por una carretera de peaje, desde donde se camina junto con la multitud hasta la cima de 3.776 metros.
El costo se ha estimado en 140 mil millones de yenes (900 millones de dólares), mientras que un informe provisional del mes pasado destacó desafíos técnicos, incluidos frenos y baterías que funcionan en climas fríos.
Algunos grupos de ciudadanos locales también han destacado el daño potencial al medio ambiente.
El tranvía, dijo el gobernador, conectaría el volcán con una estación regional y se espera que entre en funcionamiento en 2034 o más tarde.
Se llevará a cabo un estudio de viabilidad antes de presentarlo oficialmente a los residentes locales, dijo Nagasaki.
Un número sin precedentes de turistas está llegando a Japón, que dice que quiere recibir 60 millones de visitantes al año para 2030, alrededor del doble del récord de todo el año 2019.