El misil ruso Oreshnik, utilizado en un reciente ataque al Dniéper, está lejos de ser la «wunderwaffe» (arma maravillosa) que Rusia describe. Más bien, pone de relieve la debilidad de Rusia y su intento de proyectar un mayor poder.
Así lo afirmó en declaraciones a Ukrinform Julian Roepke, analista militar alemán y columnista del Bild.
«Esto no es un ‘arma maravillosa’ en absoluto. Este viejo misil fue usado de tal manera que no causó mucha destrucción. Creo que fue más bien un signo de debilidad, un deseo de demostrar que [the Russians] tienen algo diferente de lo que normalmente usan contra usted», dijo Roepke.
El columnista señaló que los temores de que Rusia bombardee los «centros de toma de decisiones» de Kiev están justificados. Sin embargo, cree que el creciente peligro no se debe a que Rusia tenga «nuevas» armas, sino a que se siente «acorralada» mientras Ucrania ataca con éxito objetivos militares dentro de Rusia.
Al mismo tiempo, el periodista señaló que Rusia no necesita nuevas armas para atacar a Ucrania. Ya tiene la capacidad de realizar ataques poderosos con los misiles existentes, en particular misiles Iskander-M o armas hipersónicas lanzadas desde aviones MiG-31.
Actualmente, Rusia amenaza a Kiev con el Oreshnik, «un misil supuestamente nuevo que en realidad no es nuevo sino más bien un misil balístico intercontinental acortado diseñado para eludir el Tratado INF (Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio)», dijo Roepke.
Subrayó que la ojiva de 1,2 toneladas del Oreshnik tiene un mayor potencial destructivo que la ojiva de media tonelada del Iskander, pero el resultado final sería «prácticamente el mismo».
Roepke también destacó que el ataque al Dniéper con el Oreshnik es el «arma de propaganda» de Rusia.
«Este es un ataque psicológico a Ucrania: si usamos ATACMS, Scalp y Storm Shadow, haremos cosas aún más terribles que antes. Hemos estado escuchando esta propaganda, estas amenazas, desde el año pasado», dijo Roepke.
El experto sugirió que, si bien Rusia tiene la capacidad de atacar el centro de Kiev, se abstiene «por buenas razones», ya que tal acto podría incitar a Occidente a dejar de restringir a Ucrania en sus ataques a Moscú. También recordó que Ucrania ya ha atacado el centro de Moscú con drones.
«Ucrania puede enviar 30, 40 o 50 drones al centro de Moscú en cualquier momento. Y tal vez la mitad de ellos podrían ser interceptados, pero la otra mitad impactaría en la Plaza Roja», dijo Roepke.
También señaló que, según fuentes ucranianas, Occidente no está entusiasmado con la idea de «bombardear el Kremlin».
Como se informó, Ucrania lanzó un ataque con drones contra Moscú el 3 de mayo de 2023, cuando un dron golpeó el Kremlin sin causar muchos daños. Desde entonces se han producido otros ataques con aviones no tripulados contra Moscú, el más reciente en noviembre de este año.