Los combates entre el ejército congoleño y el grupo rebelde M23 se intensificaron en el este del Congo en los últimos días antes de las muy esperadas conversaciones de paz del domingo, dijo el ejército.
En una declaración del viernes, el ejército del Congo acusó al M23 de matar a 12 civiles esta semana en aldeas del territorio de Lubero, en la provincia oriental de Kivu del Norte. Un portavoz del M23 dijo a The Associated Press que éste negó la acusación, desacreditándola como «propaganda» del gobierno del Congo.
El conflicto desplaza a millones
El M23 es uno de los alrededor de 100 grupos armados que han estado compitiendo por un punto de apoyo en el este del Congo, rico en minerales, cerca de la frontera con Ruanda, en un conflicto que ha creado una de las mayores crisis humanitarias del mundo. Más de 7 millones de personas han sido desplazadas.
El Congo y las Naciones Unidas acusan a Ruanda de respaldar al M23. Ruanda niega la afirmación, pero en febrero admitió que tiene tropas y sistemas de misiles en el este del Congo para salvaguardar su seguridad, señalando una acumulación de fuerzas congoleñas cerca de la frontera. Los expertos de la ONU estiman que hay hasta 4.000 fuerzas ruandesas en el Congo.
El mes pasado, los ministros de Asuntos Exteriores del Congo y Ruanda acordaron los términos y condiciones de la retirada de las fuerzas ruandesas en el este del Congo.
En julio, el Congo firmó un alto el fuego con el M23 que entró en vigor en agosto, pero desde entonces se han reanudado los combates. A principios de este mes, Estados Unidos dijo que estaba «gravemente preocupado» por las violaciones del alto el fuego por parte de los rebeldes del M23.
‘Cansado de la guerra’
La intensificación de los combates se produce cuando el presidente del Congo, Felix Tshisekedi, y el presidente de Ruanda, Paul Kagame, se reunirán el domingo en Angola, que ha estado mediando en el conflicto. Será su primera reunión oficial desde el año pasado.
Aline Kasereka, madre de seis hijos que vive en Lubero, una ciudad a 50 kilómetros (30 millas) de las aldeas donde tuvieron lugar los combates a principios de esta semana, dijo que las conversaciones de paz se necesitan con urgencia.
«Estamos cansados de la guerra, cada día nos mudamos, ya no sabemos en qué país estamos», dijo Kasereka a la AP. «Nuestras autoridades tienen que sentarse en la mesa de negociaciones y encontrar una solución porque queremos volver a nuestra vida normal».
Henry Pacifique, analista del proyecto de investigación Kivu Security Barometer, afirmó que sigue siendo pesimista sobre el resultado de la cumbre.
«Parece que Angola está tratando de obligar al Congo y a Ruanda a participar, mientras ambas partes siguen convirtiendo a la otra en chivo expiatorio para justificar futuras violaciones del acuerdo», afirmó.