Donald Trump se postuló para regresar a su plataforma de política exterior “Estados Unidos primero”. Estados Unidos, afirmó, ya no podía permitirse el lujo de ser el policía del mundo. Durante su mandato, prometió, no habría nuevas guerras.
Pero desde que ganó un segundo mandato, el presidente electo ha estado adoptando una nueva agenda imperialista, amenazando con apoderarse del poder. Canal de Panamá y Tierra Verde –tal vez por la fuerza militar– y dice que utilizará la coerción económica para presionar Canadá para convertirse en el estado número 51 del país.
“Canadá y el Estados Unidoseso realmente sería algo. Si nos deshacemos de esa línea trazada artificialmente y observamos cómo se ve, también sería mucho mejor para la seguridad nacional”, dijo Trump sobre la frontera internacional más larga del mundo y el segundo socio comercial más grande de Estados Unidos.
Hablar así de socavar las fronteras soberanas y utilizar la fuerza militar contra aliados y compañeros OTAN miembros –incluso si se dice a la ligera– marca una sorprendente desviación de las normas de décadas de antigüedad sobre la integridad territorial. Y es la retórica la que, según los analistas, podría envalentonar a los enemigos de Estados Unidos al sugerir la A NOSOTROS Ahora está bien que los países utilicen la fuerza para volver a trazar fronteras en un momento en el que Rusia está avanzando con su invasión de ucrania y continente Porcelana esta amenazando Taiwánque reclama como su propio territorio.
“Si soy Vladímir Putin o Xi Jinping«Esto es música para mis oídos», dijo John Bolton, ex asesor de seguridad nacional convertido en crítico de Trump, quien también se desempeñó como embajador ante las Naciones Unidas.
El lenguaje de Trump, que refleja una visión del mundo del siglo XIX que definió a las potencias coloniales europeas, se produce cuando los aliados internacionales ya estaban lidiando con las implicaciones de su regreso al escenario mundial.