El primer ministro eslovaco, Robert Fico, intensificó las amenazas contra Ucrania el 9 de enero, advirtiendo de graves consecuencias en respuesta a la suspensión del tránsito de gas ruso por parte de Kiev, informó el medio de comunicación eslovaco Teraz.sk.
Habló después de conversaciones con funcionarios de la UE en Bruselas.
Kiev puso fin al tránsito de gas ruso el 1 de enero, citando su negativa a financiar la guerra de Rusia. Eslovaquia, que anteriormente había importado gas ruso a través de Ucrania, ha expresado su preocupación por el impacto económico de la decisión.
Fico dijo que Eslovaquia podría suspender su ayuda humanitaria a Ucrania, recortar o cancelar los beneficios sociales para los refugiados ucranianos y suspender el suministro de electricidad de emergencia a Ucrania. También sugirió utilizar el poder de veto de Eslovaquia sobre las decisiones de la UE como palanca contra Kiev.
El primer ministro señaló que estas medidas sólo se tomarán si Eslovaquia «no tiene otra opción».
Fico también anunció la formación inmediata de un grupo de trabajo integrado por representantes de Eslovaquia, Ucrania y la Comisión Europea para abordar el tema.
La reunión del 7 de enero entre representantes eslovacos, ucranianos y de la Comisión Europea en Bruselas fue cancelada después de que el ministro de Energía ucraniano, Herman Halushchenko, permaneciera en Kiev para abordar cuestiones energéticas urgentes.
Hungría también ha expresado su oposición a las políticas energéticas de Ucrania. El Ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, criticó un proyecto de ley parlamentario ucraniano que proponía detener el tránsito de petróleo y gas ruso durante la ley marcial, calificándolo de «inaceptable» en una publicación de Facebook del 8 de enero.
Szijjarto subrayó el poder de Hungría para influir en las aspiraciones de Ucrania en la UE, señalando que todos los estados miembros deben aprobar por unanimidad nuevas admisiones.
Desde que asumió el cargo, Fico ha cambiado la política exterior de Eslovaquia, deteniendo la ayuda militar a Ucrania y adoptando una retórica más alineada con Rusia, lo que ha generado preocupaciones entre Kiev y sus socios europeos.
A pesar de la presión de la UE para reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos, Eslovaquia sigue dependiendo del gas ruso, ligada por un contrato a largo plazo con Gazprom, el gigante energético estatal de Moscú.
Tim Zadorozhny