El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llega el domingo por la noche a Corea del Sur, asolada por la crisis, donde buscará con delicadeza fomentar la continuidad de las políticas, pero no de las tácticas, del presidente acusado.
Blinken mantendrá conversaciones con su homólogo surcoreano Cho Tae-yul el lunes, el mismo día en que expira una orden de arresto para arrestar al presidente suspendido Yoon Suk-yeol, quien intentó sin éxito imponer la ley marcial el 3 de diciembre.
Seúl es la primera parada en lo que probablemente será el último viaje de Blinken como máximo diplomático estadounidense, mientras busca resaltar el historial del presidente Joe Biden reuniendo a aliados democráticos antes del regreso del más voluble Donald Trump.
Blinken se dirigirá luego a Tokio, lo que hace que, a los ojos de sus asesores, sea crucial no desairar a Corea del Sur, que tiene una relación tensa y a menudo competitiva con Japón, un aliado de Estados Unidos que también alberga a miles de tropas estadounidenses.
Yoon alguna vez había sido un favorito de la administración Biden con sus audaces medidas para pasar página sobre las fricciones con Japón y su mirada puesta en un mayor papel de Corea del Sur en los problemas globales.
Yoon se unió a Biden para una histórica cumbre tripartita con el primer ministro de Japón y, meses antes de declarar la ley marcial, fue elegido para encabezar una cumbre mundial sobre la democracia, una iniciativa emblemática de la administración estadounidense saliente.