Ayudar a miles de afganos también es un desafío para los países que habían impuesto sanciones a los organismos gubernamentales y bancos afganos, interrumpiendo la ayuda directa y provocando una crisis humanitaria incluso antes del terremoto.
Las Naciones Unidas y varios otros países han enviado rápidamente ayuda a las áreas afectadas, y se espera que lleguen más en los próximos días.
La administración talibán de Afganistán pidió la reversión de las sanciones y el levantamiento del congelamiento de miles de millones de dólares en activos del banco central escondidos en instituciones financieras occidentales.
En Kabul, los hospitales más acostumbrados a tratar a las víctimas de la guerra han abierto sus salas para las víctimas del terremoto, pero la mayoría de las personas permanecen en las áreas destruidas por el terremoto.
“Nuestras casas fueron destruidas, no tenemos carpa… hay muchos niños con nosotros. No tenemos nada. Nuestra comida y ropa… todo está bajo los escombros”, dijo Hazrat Ali, de 18 años, a un equipo de Reuters en Wor Kali, una aldea del distrito de Barmal, el más afectado.
“He perdido a mis hermanos, mi corazón está roto. Ahora solo somos dos. Los quería mucho”, dijo.