Desde el principio, Desolations es un álbum decidido a hacer honor a su nombre. On My Command vibra con amenaza, rodando sobre una marea de incómodos sintetizadores y tambores marciales. Los bajos circulares y los impulsos de Mantell, aportan una base admirable junto con los versátiles ritmos de Karabov. La pista evoluciona hacia una pieza oscura y gótica, con una guitarra afilada y vanguardista de Leishman y un ritmo palpitante a doble tiempo. Follower, Destroyer, evoca un paisaje sonoro sesgado de cuerdas aleteando y percusión cambiante. La banda llena el espacio de manera impresionante, ofreciendo mucha profundidad y amplitud sonoras.
King Of Mercy emerge de un lecho de murmullos electrónicos, fusionándose en una nube áspera y metálica a través de la cual la voz de Mantell evoca con claridad y nitidez como el hielo. El single de plomo Lacuna apila rock swag sobre una capa de sintetizadores al estilo de John Carpenter. La guitarra, el bajo y los teclados pulsan y fluyen sobre la percusión notablemente contundente e imaginativa de Karabov. River Run fluye de hecho, tan lleno de patetismo y advertencia como el Styx. “No me importa si vivo, no me importa si muero, al final es lo mismo”, canta Mantell.
Con bajos frenéticos y percusión fuera de lugar, A Way To Remember se destaca como un punto culminante particular; un fragmento de placer post-punk que afecta emocionalmente. La pista se eleva y se hincha sobre corrientes subterráneas urgentes de sintetizador. Una hermosa interpretación de Leishman atraviesa las nubes que se avecinan. Él y Karabov evocan aquí una hermosa dinámica. Creo, creo arroja glaciares de una belleza escalofriante. Once Was Soul cierra el espectáculo, con una percusión resbaladiza que baila a través de profundos teclados, el bajo de Mantell señala advertencias en código Morse y la banda se dispara.
Desolations es un álbum que avanza con sabios guiños al rock electrónico duro de Gary Numan y al serio drama de Sisters Of Mercy. Lo que lo hace destacar son las composiciones matizadas y la maravillosa ejecución. Es un viaje emocional que vale la pena emprender.