La trata de personas es un problema importante en China y algunos casos han provocado una protesta pública generalizada una vez expuestos.
En los últimos años, los secuestros de niños han ocupado un lugar más destacado en la cultura popular, y los medios estatales dieron una amplia cobertura al caso de Yu.
Sus crímenes se hicieron ampliamente conocidos en 2022, cuando una mujer a la que vendió por menos de 350 dólares en 1995 denunció su experiencia a la policía.
Yang Niuhua, que ahora tiene 30 años, documentó la búsqueda de su familia biológica en las redes sociales, pero descubrió que sus padres biológicos ya habían muerto.
Yu fue detenido el mismo año e inicialmente fue condenado a muerte en septiembre de 2023 por trata de 11 niños.
Durante su apelación, el tribunal descubrió pruebas adicionales suficientes para condenarla por tráfico de otras seis personas.
Yu generalmente los secuestraba en el suroeste de China y los vendía a través de intermediarios a familias cientos de kilómetros más al norte.
Los medios estatales informaron en octubre que el primer hijo que vendió fue su propio hijo mientras atravesaba «dificultades financieras» hace décadas.
Muchas de las víctimas de Yu experimentaron depresión y algunas familias se separaron posteriormente debido a la tensión emocional, según los medios estatales.
China clasifica las estadísticas sobre la pena de muerte como secreto de Estado, aunque grupos de derechos humanos creen que allí se ejecuta a miles de personas cada año.
En los últimos años han surgido en China varios casos destacados de trata de personas.
Un tribunal encarceló a seis personas en 2023 por traficar con una mujer encontrada encadenada en una choza con piso de tierra en la provincia oriental de Jiangsu.
Durante décadas, bajo la política del hijo único, una preferencia cultural por los niños llevó a muchas familias chinas a vender o abandonar a las niñas no deseadas.
China comenzó a permitir que todas las familias tuvieran dos hijos en 2016 y tres hijos a partir de 2021.