miércoles, octubre 9, 2024

Comentario: Demasiados lo sabían, muy pocos actuaron en el escándalo de abuso infantil de GISB en Malasia

FALTA DE GOBERNANZA

Los niños encontrados en la red GISB residían en hogares de asistencia social que funcionaban como orfanatos, lo que los colocaba en un área regulatoria gris que plantea dudas sobre la gobernanza.

En Malasia no existe un registro ni una concesión de licencias sistemáticas para los hogares de asistencia social y los orfanatos. El estado cuenta con alrededor de una docena de hogares estatales; sin embargo, una simple búsqueda en las redes sociales lo llevará a miles de eventos para recaudar fondos para hogares infantiles.

A falta de un sistema de registro adecuado, hasta la fecha no existen datos sobre el número de huérfanos indocumentados. A pesar de tres años en el poder, el gobierno no ha iniciado reformas significativas. En cambio, las enmiendas propuestas a la constitución el año pasado para eliminar el artículo que protege a los niños contra la apatridia provocaron una furiosa reacción por temor a que pudiera poner a los niños en mayor riesgo.

El artículo 19B de la Constitución Federal protege actualmente a los expósitos, confiriéndoles la ciudadanía automática. En la práctica, los funcionarios han negado sistemáticamente la ciudadanía a los expósitos, bajo el supuesto de que serían hijos ilegítimos nacidos fuera del matrimonio o hijos de inmigrantes ilegales. De hecho, estos niños nacen de madres en condiciones de extrema vulnerabilidad.

La existencia de los expósitos pone de relieve cuestiones sociales y políticas delicadas en Malasia, incluidos el embarazo adolescente, la violación, el matrimonio infantil y el abandono de bebés. Negar a los huérfanos su derecho a la ciudadanía los priva del acceso a los servicios públicos, incluidos la atención sanitaria y la educación.

Un niño sin documentación significa que no está registrado. Nadie sabe dónde están, de dónde son ni adónde podrían ser llevados, lo que los deja vulnerables a los traficantes y explotadores.

En noviembre de 2022, el periodista Zaidi Azmi expuso la realidad de las niñas huérfanas de 18 años expulsadas de los hogares de asistencia social (indocumentadas y sin educación) y el riesgo ineluctable de ser cooptadas, si no secuestradas, por traficantes sexuales.

Unos años antes, en 2016, Al Jazeera reveló la existencia de varias redes de vendedores de bebés a través de clínicas, granjas de bebés y orfanatos sospechosos. Hoy en día, las niñas huérfanas siguen siendo víctimas de ataques.

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