En su segundo mandato, aranceles más punitivos podrían obligar a las empresas a reubicar ecosistemas industriales enteros. Los países del Sudeste Asiático están bien posicionados para presentarse como alternativas estables y confiables en las cadenas de suministro de alta tecnología.
El ministro de Comercio de Tailandia, Pichai Naripthaphan, ve una oportunidad por delante y señala que «la victoria de Trump será beneficiosa para Tailandia porque los republicanos están a favor de las empresas y la guerra comercial entre Estados Unidos y China continuará y generará más inversiones».
Sin embargo, aprovechar esta oportunidad no será sencillo. Requiere ir más allá de la fabricación de bajo costo para desarrollar capacidades de valor agregado más sofisticadas. Al mismo tiempo, Estados Unidos puede presionar a los países de la ASEAN o tomar medidas directas para limitar el contenido chino en sectores estratégicos.
UNA PRUEBA CRÍTICA PARA LA ASEAN
El sudeste asiático se enfrenta a una prueba crítica en los próximos años.
A diferencia de 2017, los avances de China en industrias emergentes como los vehículos eléctricos y la tecnología de energía limpia tras la primera guerra comercial presentan un nuevo desafío para la ASEAN. Las ventajas de costos y el dominio de China en estos sectores dificultan una diversificación significativa de las cadenas de suministro, lo que obliga a la ASEAN a equilibrar las preocupaciones estratégicas con las prioridades de desarrollo industrial.
Equilibrar las presiones de las políticas comerciales de Trump con las relaciones tanto con Estados Unidos como con China requerirá flexibilidad, previsión y cooperación.