En tres años, Jiang se embarcó en un gran experimento junto con Deng y el entonces viceprimer ministro Zhu Rongji, que requería que Jiang hiciera lo que otros no habían podido o no habían querido hacer: forzar la reestructuración de empresas estatales ineficientes en una amplia gama de sectores Esto resultó en el despido de millones de trabajadores que esperaban que esos trabajos fueran “tazones de arroz de hierro” de por vida.
Entre 1998 y 2002, alrededor de 34 millones de personas fueron despedidas cuando China privatizó cientos de empresas estatales y cerró miles más.
Este esfuerzo concertado demostró ser un paso importante y necesario para preparar a las empresas chinas para una competencia de mercado más directa y una integración con la economía mundial para el cambio de siglo.
ASCENDIENDO AL ESCENARIO MUNDIAL TRAS LA MUERTE DE DENG XIAOPING
La verdadera influencia de Jiang comenzó con la muerte de Deng en febrero de 1997.
En julio de ese año, presidió la entrega de Hong Kong al continente. Luego demostró ser un líder capaz durante la tormenta macroeconómica de la crisis financiera asiática que comenzó ese mismo mes.
China se recuperó rápidamente y en 2001 accedió a la Organización Mundial del Comercio y ganó la candidatura para albergar los Juegos Olímpicos de Verano de 2008. En 2002, la economía de China había crecido hasta representar más del 4 por ciento de la economía mundial.
Jiang buscó reforzar tal dinamismo económico a través de medios más formales y revisó la constitución ese mismo año para permitir formalmente la élite corporativa y los empresarios privados en el Partido Comunista Chino.