A informe por un comité especial de las Naciones Unidas ha acusado a Israel de utilizar el hambre como arma de guerra y de políticas y prácticas en Gaza que pueden equivaler a una «posibilidad de genocidio».
El comité especial estaba compuesto por tres estados miembros: Malasia, Senegal y Sri Lanka.
El informe, publicado en medio del escrutinio actual de la respuesta militar de Israel al ataque de Hamas del 7 de octubre, destaca las difíciles condiciones que enfrentan los 2,3 millones de residentes de Gaza, particularmente en términos de acceso restringido a alimentos, agua, atención médica y refugio.
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«Las políticas y prácticas de Israel durante el período que abarca el informe son consistentes con las características del genocidio», afirma el informe, instando a que se tomen medidas inmediatas para proteger las vidas de los civiles.
El comité especial también concluyó que Israel está cometiendo varias violaciones del derecho internacional, y no sólo en Gaza.
«Los civiles han sido asesinados en masa de manera indiscriminada y desproporcionada en Gaza, mientras que en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental, los colonos coloniales israelíes, el personal militar y de seguridad han seguido violando los derechos humanos y el derecho humanitario con impunidad», dice su informe.
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El comité añadió que el gobierno israelí y los funcionarios militares deben rendir cuentas, incluso por utilizar lenguaje deshumanizante e incitar a la violencia.
El informe va más allá de las acciones tomadas por Israel durante su devastadora guerra en Gaza.
El comité acusa a Israel de legislación y medidas «discriminatorias» que mantienen una separación casi completa de los palestinos de los colonos israelíes, en violación del artículo 3 sobre segregación racial y apartheid de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.
Las violaciones por parte de Israel de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de las órdenes de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) están «debilitando» el orden internacional basado en reglas, dijo el comité.
El informe recomienda que los estados miembros de la ONU ejerzan su influencia para impedir que Israel adopte prácticas y políticas que violen los derechos humanos palestinos; detener todas las transferencias de armas ofensivas; responsabilizar a los israelíes y revisar las políticas financieras que permiten a las organizaciones religiosas y caritativas financiar actividades en Israel.
Múltiples frentes
El informe llega en un momento en que se están llevando a cabo acciones legales internacionales contra Israel.
A raíz del ataque de octubre de 2023, Sudáfrica presentó un caso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), acusando a Israel de cometer genocidio.
Este caso marca solo el segundo caso en el que un Estado intenta llevar a otro ante los tribunales en virtud de la Convención sobre Genocidio, tras el caso de Gambia contra Myanmar en 2019, acusándolo de genocidio contra la población rohingya.
Israel tomó recientemente medidas para romper vínculos con la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa), que ha sido el principal proveedor de ayuda humanitaria a los palestinos en Gaza y Cisjordania.
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Los legisladores israelíes citaron acusaciones de infiltración de Hamas dentro de Unrwa como el motivo de esta decisión, lo que generó preocupaciones entre los funcionarios de la ONU de que la medida podría obstaculizar aún más los esfuerzos de ayuda.
El informe insta a los organismos internacionales a aumentar el apoyo a la Unrwa, tanto política como financieramente, ya que la agencia enfrenta desafíos crecientes en la prestación de servicios vitales a la población palestina.
«Desde la escalada del conflicto, los funcionarios israelíes han apoyado públicamente políticas que privan a los civiles de alimentos, agua y combustible, indicando su intención de instrumentalizar la provisión de necesidades básicas», concluye el informe.
Las conclusiones de la ONU son corroboradas por la investigación de la CIJ iniciada por el caso de Sudáfrica.
En respuesta al caso, la CIJ ordenó a Israel que tome medidas provisionales para prevenir el genocidio, garantizar que la ayuda humanitaria llegue a Gaza y preservar pruebas de un posible genocidio.
Sin embargo, Israel rechazó el fallo del tribunal y el primer ministro Benjamín Netanyahu afirmó que el compromiso de Israel con el derecho internacional era «inquebrantable».