La poca frecuencia de partidos y un grupo de selección limitado hacen que el fútbol internacional suponga un desafío único tanto para los jugadores como para los entrenadores.
Las diferencias entre el fútbol de clubes y el fútbol internacional no se limitan sólo a la elegibilidad de los jugadores.
Los entrenadores tienen que adaptar sus tácticas para adaptarse a los jugadores disponibles.
Para la mayoría de los futbolistas, jugar para su país es la cumbre de su carrera, pero la brecha se amplía debido a la creciente prevalencia del fútbol de clubes.