sábado, noviembre 2, 2024

Dos años después, los supervivientes de la guerra de Tigray esperan que el tiempo sane las cicatrices de la guerra

En Mekelle, principal centro urbano del norte de Etiopía, la vida normal parece haberse reanudado. La gente se agolpa en las calles, cafés y mercados, incluso cuando el trauma y las heridas de la guerra persisten.

Sin embargo, en toda la región aún persiste una sensación de incertidumbre.

A pesar de los avances logrados desde la firma del acuerdo de paz, aún quedan muchas disputas y cuestiones sin resolver. Entre ellos, uno de los más importantes es el desarme y la desmovilización de más de 200.000 soldados del TPLF y el restablecimiento oficial del movimiento como partido político por parte de la Junta Electoral Nacional de Etiopía (NEBE).

En este último punto, han surgido divisiones internas dentro de la dirección del TPLF, que revelan luchas de poder entre dos facciones: una encabezada por el presidente del partido, Debretsion Gebremichael, y la otra por su ex vicepresidente Getachew Reda, actual presidente de la Administración Interina. de la región creada tras el acuerdo de paz. Recientemente, Getachew Reda fue expulsado junto con otros 16 miembros de la dirección, lo que avivó aún más las tensiones.

Esta incertidumbre política es un obstáculo más para los esfuerzos de reconstrucción y la consolidación de una paz frágil.

Durante la guerra, gran parte de Tigray quedó sin alimentos y medicinas durante meses, y la mayoría de los hospitales y gran parte de la infraestructura quedaron destruidos o dañados.

Al final del conflicto, según la Organización Mundial de la Salud, sólo el 3 por ciento de los establecimientos de salud eran funcionales. La factura de la reconstrucción se ha calculado en 20 mil millones de dólaresy tardará décadas en recuperarse.

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