(EDITORIAL del Korea Times del 17 de junio)

by Redacción NM
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(EDITORIAL del Korea Times del 17 de junio)

Manténgase firme en la cumbre Putin-Kim
Es necesaria una evaluación realista de la cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte

La próxima visita del presidente ruso Vladimir Putin a Pyongyang para una cumbre con el líder norcoreano Kim Jong-un ciertamente hará más daño que bien a Corea del Sur, ya que se espera que los dos líderes autocráticos de ideas afines intensifiquen las tensiones con la coalición de países democráticos.

A pesar de estas obvias consecuencias, no es deseable permitir que la cumbre Putin-Kim avive un miedo excesivo. La reacción exagerada es enemiga de una evaluación precisa de las circunstancias y, en consecuencia, terminará perjudicando a la nación.

Como era de esperar, el viaje de Putin a Corea del Norte ha generado reacciones contrastantes por parte de las dos Coreas.

Corea del Norte está entusiasmada con la visita del líder ruso, que, de concretarse, se producirá después del viaje de Kim al Lejano Oriente de Rusia en septiembre del año pasado. La cumbre Rusia-Corea del Norte también será la primera que se celebre en el Norte desde la última visita de Putin al aislado Estado en 2000.

Mientras tanto, Corea del Sur desconfía de la cumbre Rusia-Corea del Norte debido a sus posibles consecuencias para la seguridad regional.

Si bien son comprensibles, las preocupaciones de Corea del Sur no deberían llevar a una reacción exagerada o a una ansiedad excesiva respecto de la cumbre Rusia-Corea del Norte. En lugar de ello, debería adoptar una actitud de esperar y ver, observando el resultado de la visita de Putin a Corea del Norte y respondiendo en consecuencia.

La visita de Putin a Pyongyang plantea una pregunta de un millón de dólares: ¿Compartirá Rusia su delicada tecnología militar con Corea del Norte?

La mala calidad de las armas norcoreanas ha sido conocida por el mundo a través de dos acontecimientos recientes.

En noviembre del año pasado, Corea del Norte celebró profusamente el lanzamiento de su primer satélite militar, llamado Malligyong-1, que entró en órbita. Corea del Norte afirmó que eventualmente llegó a poseer un «ojo en el cielo» a través del cual puede monitorear las principales instalaciones industriales y militares de Corea del Sur y Estados Unidos.

Sin embargo, las excesivas celebraciones de Corea del Norte resultaron ser un farol, si no una mentira. Según los expertos en defensa, Malligyong-1 no es apto para realizar misiones de reconocimiento militar debido a su mala resolución espacial. Malligyong tiene tres metros de resolución espacial, lo que significa que puede detectar objetos de tres metros o más, en comparación con la resolución espacial de 0,3 metros de un satélite militar surcoreano.

Como afirmó públicamente el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania en sus redes sociales el año pasado, la guerra en Ucrania también atestigua la mala calidad de las municiones norcoreanas.

Todos los ojos están puestos en Putin porque una posible transferencia de tecnología desde Rusia podría cambiar las reglas del juego, elevando significativamente las capacidades militares de Corea del Norte y planteando una mayor amenaza a la seguridad. Esta urgencia subraya por qué Corea del Norte está tan ansiosa por conseguir el apoyo de Rusia.

¿Estará Rusia dispuesta a ofrecer una mano amiga al Norte? La respuesta depende de cómo Rusia vea a Corea del Norte. Si Rusia toma en serio la asociación con Corea del Norte, podría considerar esa opción.

Sin embargo, en caso de que Rusia piense que Corea del Norte no es más que un proveedor de municiones en tiempos de guerra, las posibilidades de una transferencia de tecnología serán escasas.

Compartir tecnología militar sensible implica un contrato comercial sustancial. Estos acuerdos sólo pueden firmarse cuando ambas partes tienen una profunda confianza mutua y consideran que su asociación es sostenible, en lugar de basarse únicamente en necesidades inmediatas. Además, los acuerdos se firman cuando ambas partes perciben beneficios mutuos, ya sean financieros o militares, un caso clásico de quid pro quo.

La pregunta crítica sigue siendo: ¿Qué activos posee Corea del Norte que potencialmente podría compartir con Rusia a cambio de tecnología militar sensible? Actualmente, Corea del Norte, debido a sus desafíos económicos, parece carecer de influencia significativa para incentivar a Rusia a firmar un acuerdo de ese tipo.

Corea del Sur debería mantener la vigilancia sobre los acontecimientos en la cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte, ya que estos vínculos podrían exacerbar tensiones al estilo de la Guerra Fría entre democracias y autocracias.

En las relaciones internacionales, las relaciones bilaterales no pueden favorecer mucho a una de las partes sin imponer una presión significativa a la otra para mantener la relación.

Esto sugiere que los responsables de las políticas en Seúl deben observar cuidadosamente el resultado de la inminente cumbre Rusia-Corea del Norte y responder con criterio. Corea del Sur no debe restar importancia a la amenaza potencial ni permitir que reacciones exageradas o un miedo exagerado dicten su respuesta a la cooperación militar entre Rusia y Corea del Norte.
(FIN)

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