lunes, enero 20, 2025

(EDITORIAL del Korea Times del 26 de agosto)

Aumentar la confianza en la diplomacia china
Seúl debería posicionarse mejor en las relaciones con Pekín

Corea del Sur y China celebraron discretamente el sábado el 32º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas.

No se celebraron actos oficiales, ya que el Ministerio de Asuntos Exteriores señaló que ambos países normalmente celebran el aniversario sólo en los años que terminan en 0 o 5, como el aniversario número 30 o 35.

La relación que han mantenido Seúl y Pekín durante tres décadas ha pasado por altibajos, pero sus vínculos económicos se han expandido significativamente en diversos sectores y los intercambios entre personas también han crecido considerablemente.

China ha sido el socio comercial número uno de Corea del Sur desde 2003.

Sin embargo, los datos publicados en enero por el Ministerio de Comercio, Industria y Energía revelaron un cambio notable en esta relación. Si bien China sigue siendo el principal socio comercial de Corea del Sur, su prominencia ha sido cuestionada por Estados Unidos. Este país se ha convertido en el segundo socio comercial más importante de Corea del Sur por primera vez desde 2005, en gran medida debido a las crecientes exportaciones surcoreanas de automóviles, incluidos los vehículos eléctricos.

Las relaciones entre Seúl y Pekín se han visto sometidas a pruebas en ocasiones. Las tensiones aumentaron después de que China superó a Japón y se convirtió en la segunda economía más grande del mundo en 2011. A pesar del compromiso de China con un ascenso pacífico, se ha vuelto cada vez más asertiva.

China utilizó su condición de mayor socio comercial para obligar a Corea del Sur a tomar medidas específicas a su favor. Se trata de un comportamiento poco común en otros países, ya que la mayoría de ellos tratan de resolver las disputas sobre un determinado tema a través de canales diplomáticos en lugar de presionar a sus socios. Un ejemplo notable de esta tensión es la imposición por parte de China de una prohibición del turismo a Corea del Sur tras el despliegue de una batería del Sistema de Defensa de Área a Gran Altitud Terminal (THAAD) en la península de Corea.

El camino que tienen por delante las relaciones entre Corea del Sur y China probablemente será más desafiante.

La situación geopolítica en la región ha enfrentado a las dos naciones. Corea del Sur es un miembro clave de la coalición democrática liderada por Estados Unidos en la región del Indopacífico, mientras que China es uno de los tres regímenes autoritarios alineados con Rusia y Corea del Norte.

El entorno de seguridad global se ha vuelto más difícil de manejar que nunca con la invasión rusa de Ucrania y la escalada de la guerra en Oriente Medio. Corea del Sur necesita lanzar una sofisticada campaña diplomática para mantener intactos sus intereses económicos y de seguridad.

Entre otras cosas, Corea del Sur debería priorizar la superación de la «mentalidad de Estado pequeño».

Ante la intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China y su posible impacto en su país, muchos surcoreanos sienten que están atrapados entre dos superpotencias. Algunos incluso comparan a Corea del Sur con un camarón atrapado entre dos ballenas.

La retórica más inquietante provino del expresidente Moon Jae-in durante su visita a China en diciembre de 2017. En un discurso ante estudiantes y profesores de la Universidad de Pekín, describió a China como «una gran montaña» o «una gran potencia», mientras se refería a Corea del Sur como «un pequeño Estado». Es difícil entender por qué el exjefe de Estado utilizó una metáfora tan degradante para referirse a su propio país.

Moon alentó a China a ser una potencia global tolerante, pero sus elecciones de palabras fueron inapropiadas, por no decir desastrosas.

Corea del Sur es mucho más pequeña que países como Estados Unidos, China y Rusia en cuanto a superficie. Pero en política internacional, el tamaño de un país no es el factor determinante de su influencia. Lo que importa más es su posición general en áreas clave como la democracia, el volumen de comercio, los derechos humanos y el avance tecnológico.

Muchos surcoreanos deberían tener más confianza en el poder de su país. Corea del Sur es líder mundial en semiconductores, automóviles y construcción naval. Además, cuenta con una sólida industria de defensa que goza de gran prestigio en la carrera mundial por los avances militares.

Corea del Sur también está ganando protagonismo en términos de poder blando. Se ha convertido en un destino turístico popular, especialmente entre los millennials y la generación Z, que se sienten cautivados por el K-pop y la cultura coreana.

Su fortaleza, tanto en poder duro como en poder blando, debería servir como fuente de confianza.

Corea del Sur necesita adoptar una diplomacia innovadora y segura de sí misma para sortear las difíciles cuestiones que se plantean en su relación con China y redefinir las relaciones bilaterales para convertirlas en una asociación mutuamente beneficiosa y productiva. De ese modo, Corea del Sur podrá posicionarse como un actor global clave.
(FIN)

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