Estados Unidos, el Reino Unido y Noruega expresaron el sábado su «profunda preocupación» por el anuncio de un retraso de dos años en las elecciones en Sudán del Sur, calificando de «fracaso» la prolongación del mandato de un gobierno de transición.
«Este anuncio demuestra el fracaso persistente y colectivo de los dirigentes de Sudán del Sur a la hora de crear las condiciones necesarias para celebrar elecciones creíbles y pacíficas», afirma una declaración conjunta de los tres gobiernos.
Sudán del Sur obtuvo su independencia de Sudán en 2011, pero dos años más tarde se vio sumido en una guerra civil que mató a unas 400.000 personas.
Un acuerdo de paz de 2018 reunió al presidente Salva Kiir y al acérrimo rival, el vicepresidente Riek Machar, pero los esfuerzos para redactar una constitución y celebrar las primeras elecciones del país se han retrasado repetidamente.
La semana pasada, la oficina de Kiir anunció que las elecciones previstas para diciembre se retrasarían otros dos años, antes de la fecha límite del domingo para disolver el gobierno de transición.
El ministro de Asuntos del Gabinete, Martín Elia Lomuro, dijo que la extensión era «en respuesta a las recomendaciones tanto de las instituciones electorales como del sector de seguridad».
Los tres países «reconocieron» que las elecciones no pudieron celebrarse como estaba previsto en diciembre y culparon a «una falta de voluntad política».
«La responsabilidad de este fracaso recae en todos los partidos del gobierno de transición», afirma el comunicado. «Mientras los dirigentes de Sudán del Sur compiten por el poder y no consiguen organizar elecciones creíbles y pacíficas, el pueblo de Sudán del Sur sufre las consecuencias».
A principios de esta semana, las Naciones Unidas expresaron «pesar y decepción» por el retraso.
«Hace dos años estábamos en una situación similar a la de hoy y dimos nuestro apoyo específicamente bajo la condición de que no hubiera más prórrogas», dijo el representante especial de la ONU, Nicholas Haysom, en un comunicado.
Sudán del Sur ha luchado contra las inundaciones, el hambre y la violencia, mientras sus dirigentes se muestran reacios a arriesgarse a acudir a las urnas y están acusados de corrupción masiva.
A principios de este mes, la agencia humanitaria de la ONU advirtió que más de 700.000 personas se habían visto afectadas por las inundaciones y que la ayuda no había logrado satisfacer las necesidades de muchos.
Sudán del Sur cuenta con abundantes recursos petroleros, pero esta vital fuente de ingresos se vio interrumpida en febrero cuando un oleoducto de exportación resultó dañado en Sudán, un país devastado por la guerra.