Un campamento donde 95 libios fueron detenidos el mes pasado es ilegal porque proporcionaba entrenamiento de estilo militar a personas de un país en conflicto, dijo el miércoles el organismo regulador de la industria de seguridad de Sudáfrica.
Los libios han estado detenidos desde el 26 de julio, cuando la policía allanó el remoto campo de entrenamiento cerca de la ciudad de White River, a unos 360 kilómetros (220 millas) al este de Johannesburgo.
La empresa que gestionaba las instalaciones estaba registrada en la Autoridad Reguladora de la Industria de Seguridad Privada. Sin embargo, el campamento donde se encontraron los libios no estaba acreditado, dijo a los periodistas el director de la PSIRA, Manabela Chauke.
Una investigación determinó que algunos instructores no eran sudafricanos y que los “estándares de entrenamiento que se ofrecían eran extranjeros o también adoptados de otros países”, dijo. Algunos de los instructores utilizaban rangos militares.
Chauke no proporcionó las nacionalidades de los instructores ni dijo quién contrató la capacitación en Sudáfrica.
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Algunos informes han dicho que el grupo puede haber sido enviado a Sudáfrica para entrenarse para la facción libia del hombre fuerte Khalifa Haftar, que controla el este del inestable país, rico en petróleo.
Chauke dijo que la Ley de Asistencia Militar Extranjera de Sudáfrica hace ilegal ofrecer entrenamiento militar o de seguridad “a un ciudadano extranjero que provenga de un país donde hay un conflicto armado”.
“El diseño y la disposición de la infraestructura del campamento libio respaldaban un campo de entrenamiento de estilo militar”, dijo.
Milites Dei Academy, la empresa de seguridad que gestiona el campamento, había violado varias leyes y se estaban formulando cargos penales contra los propietarios, cuya licencia había sido suspendida, dijo Chauke.
El jefe de la compañía negó haber actuado mal y dijo al periódico Sunday Times que los hombres estaban recibiendo formación como guardias de seguridad y tenían los permisos de estudio y visados correctos.
El gobierno dijo el mes pasado que los hombres habían llegado a Sudáfrica con visas que habían sido “adquiridas de manera irregular” en la capital tunecina y basadas en “tergiversaciones”. Las visas habían sido canceladas.
Los hombres han sido acusados de violar las normas de inmigración. Su caso ha sido pospuesto hasta el 26 de agosto para una mayor investigación, y las autoridades no descartan presentar más cargos.