El Ministerio de Desarrollo Digital de Rusia y el regulador de comunicaciones de Moscú, Roskomnadzor, están discutiendo la posibilidad de introducir restricciones a las llamadas realizadas a través de aplicaciones de mensajería, informó el medio estatal ruso Kommersant el 24 de diciembre, citando fuentes no reveladas.
La noticia llega mientras Rusia continúa bloqueando redes sociales y aplicaciones de mensajería extranjeras, en referencia a supuestas violaciones de las leyes rusas por parte de las empresas.
Las autoridades justifican el posible bloqueo de llamadas como una medida enérgica contra las llamadas antifraude. Según el operador de telecomunicaciones ruso Megafon, la proporción de llamadas fraudulentas en aplicaciones de mensajería es de casi el 40%.
Alrededor del 70% de las llamadas fraudulentas proceden del extranjero, según afirma el Centro de Lucha contra el Fraude Cibernético de la empresa rusa Informzaschita (Informprotection).
Según Kommersant, las autoridades rusas están considerando dos escenarios: bloquear el tráfico de voz sólo desde el extranjero y prohibir todas las llamadas de voz en aplicaciones de mensajería.
Aún no se ha tomado una decisión final, informó Kommersant. Mientras tanto, el Ministerio de Desarrollo Digital de Rusia dijo al medio de comunicación que aún no está desarrollando regulaciones que limiten el tráfico de voz en las aplicaciones de mensajería.
El gobierno ruso también está considerando bloquear WhatsApp, una aplicación propiedad de Meta, una empresa catalogada como «organización extremista» en Rusia.
Para evitar el bloqueo, WhatsApp debe aceptar proporcionar a las autoridades rusas acceso a la información personal de los usuarios cuando lo soliciten. El senador Artem Sheykin dijo anteriormente que negarse a hacerlo es una violación de la ley rusa.
En marzo de 2022, el gobierno ruso bloqueó Facebook e Instagram. Dos años más tarde, el regulador de comunicaciones de Rusia, Roskomnadzor, anunció el bloqueo de las aplicaciones Viber y Signal.
Roskomnadzor también comenzó a reducir la velocidad de YouTube en julio, inicialmente culpando a problemas técnicos causados por el desgaste de los servidores de Google. Google desestimó la afirmación, mientras que el legislador ruso Alexander Khinshtein confirmó más tarde que las desaceleraciones fueron intencionales.