Por Kim Seung-yeon
SEÚL, 13 de agosto (Yonhap) — El ministro de Asuntos Exteriores, Cho Tae-yul, refutó el martes las críticas de que Corea del Sur dio marcha atrás en las negociaciones con Japón respecto a la inclusión en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO de un antiguo complejo minero japonés vinculado al trabajo forzado en tiempos de guerra.
Cho hizo este comentario durante una sesión parlamentaria mientras persisten las críticas sobre la forma en que el gobierno negoció con Tokio para demostrar que las minas de oro y plata de Sado son un lugar donde más de mil coreanos fueron llevados a la fuerza a trabajar durante la Segunda Guerra Mundial.
Los críticos han culpado al gobierno por no lograr que Japón mostrara explícitamente la naturaleza coercitiva de la movilización de los coreanos en ese momento, cuando Corea estaba bajo el dominio colonial de Japón.
«La crítica es que hemos renunciado al tema de la coerción, pero nunca lo hemos abandonado», dijo Cho.
«Le dejamos muy claro a Japón desde el principio que las negociaciones sólo avanzarán con el resultado de 2015 como base mínima», añadió.
Cuando Japón registró la isla de Hashima, otro lugar de trabajos forzados, en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2015, reconoció públicamente la movilización forzada de coreanos para trabajar en duras condiciones en la isla y prometió establecer un centro de información para recordar a las víctimas.
El ministro de Asuntos Exteriores, Cho Tae-yul, habla durante una sesión parlamentaria en la Asamblea Nacional en Seúl el 13 de agosto de 2024. (Yonhap)
Pero Japón no ha cumplido plenamente su promesa de construir el centro de información cerca de la isla de Hashima. Sobre la base de tales acciones, Corea del Sur pidió a Japón que tomara medidas con antelación para reflejar «toda la historia».
En las minas de Sado, Japón ha instalado exposiciones sobre el trabajo forzado en un museo local cerca del sitio de la mina, una medida que los funcionarios de Seúl han calificado como un paso concreto tomado por Japón esta vez.
«Puedo decir con seguridad que ha habido avances, ya que hemos conseguido que Japón implemente medidas», afirmó Cho. «No estaría aquí sentado si se hubiera omitido (la cuestión de la coerción)».
Cho también dijo que oponerse a la inclusión en la lista de la UNESCO no debería ser el objetivo, sino que debería consistir en realizar esfuerzos continuos para dejar constancia de la historia.
«Deberíamos centrarnos en asegurar medidas de implementación sustanciales, documentarlas en la historia y acumular nuevas historias si surgen situaciones similares en el futuro», dijo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo anteriormente que había propuesto que Japón utilizara la expresión «obligados a trabajar» en las exhibiciones del museo sobre las minas de Sado como condición previa para su consentimiento a la inscripción en la UNESCO, pero Tokio se negó.
El complejo minero de Sado obtuvo el estatus de Patrimonio Mundial de la UNESCO en julio, por consenso de los 21 miembros del comité de la UNESCO, entre los que se incluyen Corea del Sur y Japón.
Los críticos han insistido en que las exhibiciones de la mina de Sado en el museo de historia carecen de descripciones sobre los trabajadores coreanos y cómo fueron llevados contra su voluntad para trabajar en las minas.
[email protected]
(FIN)