“No soy un mago, no soy un prestidigitador, soy un ciudadano común”, dijo Dissanayake durante su ceremonia de juramento. “Tengo fortalezas y limitaciones, cosas que sé y cosas que no sé. Mi responsabilidad es ser parte de un esfuerzo colectivo para poner fin a esta crisis”.
Su coalición NPP, que incluye al Janatha Vimukthi Peramuna (JVP) y otros 20 grupos políticos, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, había aumentado en popularidad en medio de la peor crisis económica del país en décadas.
En las elecciones generales de 2020, el NPP obtuvo apenas el 3,84% de los votos. Pero mientras Sri Lanka lidiaba con una escasez agobiante de productos básicos como medicamentos y combustible en 2022, y mientras el programa de rescate de 2.900 millones de dólares del FMI imponía medidas de austeridad que tensaban la vida cotidiana, Dissanayake emergió como un faro de esperanza para muchos.