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El papel que puede desempeñar Turquía en Afganistán

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Los soldados turcos participan en el desfile militar rumano en Bucarest, Rumania, el 12/1/2018. © M.Moira / Shutterstock

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, causó olas en la cumbre de la OTAN en junio, anunciando que Turquía continuaría protegiendo el aeropuerto de Kabul tras la retirada completa de la OTAN de Afganistán. El aeropuerto de Kabul es la principal conexión aérea de Afganistán con el mundo exterior y es vital para la seguridad de los diplomáticos y los trabajadores humanitarios en el país.

La propuesta debe verse en el contexto de la amplia militarización de la política exterior turca. En los últimos años, Ankara ha desplegado fuerzas armadas para ejercer influencia geopolítica en Siria, Somalia, Libia, el Mediterráneo oriental y Azerbaiyán. Los costos asociados se han mantenido muy bajos, lo que envalentona aún más a los responsables políticos turcos. En Somalia y Siria, el ejército turco también adquirió experiencia operando en teatros donde los militantes armados plantean importantes desafíos de seguridad.


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Sin embargo, el factor principal detrás de la propuesta del aeropuerto son las relaciones turco-estadounidenses. Ankara espera recuperar el favor de Washington después de una serie de crisis diplomáticas. La parte turca sabe que su mano está debilitada por cuestiones como la adquisición del sistema de defensa aérea ruso S400 y las respuestas de Washington, incluidas CAATSA sanciones y la eliminación de los fabricantes turcos de la cadena de suministro del nuevo avión de combate F35. La Ley de Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones, conocida como CAATSA, es una ley aprobada por el Congreso de los Estados Unidos en 2017 que tenía como objetivo penalizar a Rusia. En diciembre de 2020, Turquía fue adicional a la lista de sanciones por la compra del S400. La propuesta de ayudar en Afganistán surgió como una forma obvia de mejorar las relaciones bilaterales con Estados Unidos.

Una buena reputación

Como único miembro de la OTAN de mayoría musulmana, Turquía desempeñó un papel importante en Afganistán. El exministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Hikmet Cetin, se desempeñó como el primer representante civil de alto rango de la OTAN en Afganistán y los oficiales turcos comandaron dos veces la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). Actualmente hay 500 soldados turcos que sirven en la misión de la OTAN. Sin embargo, Turquía nunca desplegó una fuerza de combate. Los talibanes, a su vez, evitaron atacar a las fuerzas turcas; solo ha habido un ataque a una unidad turca.

Además, las instituciones estatales turcas y las ONG llevan a cabo una amplia gama de actividades culturales y educativas y proporcionan una amplia ayuda humanitaria. Los informes confirman la capacidad de los funcionarios y voluntarios turcos para interactuar con la sociedad afgana en igualdad de condiciones. Los elementos religiosos y culturales compartidos ciertamente ayudan. Aunque los talibanes acusan a Ankara de ser demasiado pro-uzbeko, Turquía es vista de manera muy positiva en la sociedad afgana. Esto, junto con su capacidad para hablar con todas las partes y su papel no combativo en la ISAF, coloca a Turquía en una posición única.

Sin embargo, proteger el aeropuerto de Kabul cambiaría la naturaleza de la participación de Turquía. Si bien el gobierno afgano acogió con agrado la idea, los talibanes han declarado repetidamente que no tolerarán ni siquiera una fuerza extranjera residual. Eso implica que los talibanes apuntarían a las tropas turcas, arriesgando consecuencias drásticas para Turquía. Para evitar esto, la estadía prolongada de Turquía requiere un acuerdo previo con todas las partes afganas, y Ankara utilizará su capacidad diplomática para buscar dicho acuerdo. Además, en lugar de centrarse únicamente en dejar una fuerza residual, Turquía podría utilizar su influencia diplomática y humanitaria para lograr un enfoque más completo del problema afgano.

Se necesita un acuerdo intraafgano

El actual acuerdo de paz involucra solo a Estados Unidos y los talibanes. Todavía no existe un acuerdo de paz entre el gobierno afgano y los talibanes. A medida que se acelera la retirada de las fuerzas de la OTAN, el conflicto es ahora entre los talibanes y las fuerzas gubernamentales afganas. A pesar de las décadas de inversión de la OTAN, el ejército afgano no es rival para los talibanes. De hecho, ya está en marcha una importante ofensiva de los talibanes. Puede que Kabul no caiga de inmediato, pero el tiempo está del lado de los insurgentes. Pero si los talibanes se exageran y tratan de dominar todo el país, habrá una reacción violenta, en particular de las comunidades étnicas no pastunes.

En ese caso, es probable que Afganistán vuelva a caer en una guerra civil. En tales circunstancias, una presencia militar turca sería demasiado arriesgada e insostenible, incluso con acuerdos con el gobierno y los talibanes. En lugar de centrarse únicamente en proteger el aeropuerto de Kabul, Turquía debería colocar su peso diplomático detrás de un acuerdo pacífico entre los talibanes y el gobierno antes de que la violencia se salga de control. El primer paso hacia un acuerdo más amplio entre las propias partes afganas sería que Ankara llegara a un acuerdo con cada una de ellas. Este camino es posiblemente pedregoso, pero ofrece recompensas mucho mayores. Sin duda, Turquía necesitaría el apoyo de otros países para superar los obstáculos involucrados.

El primer desafío es llevar a los talibanes a la mesa de negociaciones con el gobierno afgano, lo que Turquía y la comunidad internacional no han logrado hasta ahora. Aquí, Turquía puede beneficiarse de sus relaciones excepcionalmente buenas con Pakistán y Qatar. Qatar es el hogar de la única oficina exterior de los talibanes y las relaciones son cordiales. Pakistán, donde residen muchos altos líderes talibanes, tiene la mayor influencia. Aunque grandes segmentos de la sociedad afgana desaprueban la participación de Pakistán en su país, su influencia sobre los talibanes sería crucial para llegar a un acuerdo negociado.

Europa debería ser más activa y apoyar los esfuerzos de Turquía diplomática y económicamente. Además de ser lo moralmente correcto, Europa también tiene un interés tangible. Un resurgimiento de los combates en Afganistán desencadenaría una ola de migración. Los afganos son ya la segunda comunidad migrante más grande de Turquía después de los 3,6 millones de refugiados sirios. También formaron el segundo grupo más grande de nuevas solicitudes de asilo en Alemania en 2020. Dada la política de puertas abiertas de Irán, sería realista esperar oleadas de migración afgana a Turquía y luego a Europa. Se avecina el espectro de una nueva crisis de refugiados.

*[This article was originally published by the German Institute for International and Security Affairs (SWP), which advises the German government and Bundestag on all questions relating to foreign and security policy.]

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Fair Observer.



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Written by notimundo

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