miércoles, enero 15, 2025

El volátil vacío de poder en Siria presenta nuevas oportunidades

La difícil situación de Siria se hace eco de la experiencia de Irak bajo Saddam Hussein. El colapso del régimen de Assad ha expuesto las vulnerabilidades de un Estado demasiado extendido, estableciendo claros paralelismos con la rápida caída de Irak en 2003. Guerras prolongadas, sanciones internacionales y gobiernos opresivos dejaron a ambas naciones en la ruina económica y el desorden militar. Para Siria, este momento transformador ha desatado una cascada de cambios geopolíticos y desafíos internos. Tanto los actores regionales como los internacionales están compitiendo por influencia sobre una nación fragmentada y cansada de la guerra. Parece que el futuro incierto de Siria estará determinado por las luchas de poder de los estados vecinos y las potencias globales más que por el pueblo sirio.

Con la caída de Assad, Siria enfrenta un importante vacío de poder que ya está atrayendo intereses contrapuestos de varios actores regionales e internacionales. Turquía se ha convertido en un actor críticoaprovechando su proximidad geográfica y sus aspiraciones políticas para desempeñar un papel central en la transición del país. Ankara, la capital de Turquía, está trabajando activamente para establecer a Turquía como un agente de poder regional. Turquía enredo ha incluido tanto acciones militares como compromiso económico. El Ministro de Energía, Alparslan Bayraktar, anunció recientemente sus intenciones de transmitir electricidad y desarrollar infraestructura. Medidas diplomáticas similares posicionan a Ankara como un actor clave en los esfuerzos de reconstrucción de Siria.

Sin embargo, las aspiraciones de Turquía también enfrentan resistencia, particularmente por parte de Las facciones kurdas apoyadas por el Estados Unidos. Las SDF, respaldadas por Estados Unidos y compuestas predominantemente por combatientes kurdos, han jugado un papel decisivo en la lucha contra ISIS, pero buscan una mayor autonomía en el norte de Siria. Esta aspiración los ha puesto en desacuerdo con Turquía, que considera el autogobierno kurdo como una amenaza directa a su integridad territorial. Esto se debe principalmente a la preocupación por envalentonar a su propia población kurda, particularmente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo al que califica de facción terrorista. Los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos para mediar entre Turquía y los kurdos han tenido éxito limitado.

Ankara ha respaldado múltiples operaciones en el norte de Siria a través del Ejército Nacional Sirio (SNA) para contrarrestar a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) lideradas por los kurdos. En respuesta, las SDF lanzaron una contraofensiva para recuperar territorio cerca de la frontera norte. Está claro que Turquía está siguiendo una estrategia para alinear el norte de Siria con sus intereses de seguridad y ambiciones regionales. En particular, los acontecimientos recientes incluyen la intensificación de las hostilidades turcas. ataques con drones apuntando a territorios controlados por los kurdos, aumentando las tensiones tanto con las SDF como con Estados Unidos.

La cuestión kurda también resuena en toda la región. Irak, con su importante población kurda, está siguiendo de cerca los acontecimientos, temeroso de posibles efectos colaterales. Irán alinea sus políticas con Turquía en ciertos aspectos. Con sus propias regiones kurdas inquietas, Irán tiene un gran interés en impedir cualquier movimiento hacia la independencia kurda. Estas dinámicas garantizan que la cuestión kurda siga siendo un tema central en el cambiante panorama político de Siria, lo que complica aún más el objetivo de Ankara de remodelar el equilibrio de poder en el norte de Siria.

Las políticas de EE.UU. y la UE están cambiando

Estados Unidos, criticado durante mucho tiempo por sus políticas inconsistentes en Siria, parece estar adoptando un enfoque más pragmático y centrado en el compromiso tras la caída de Assad. Un acontecimiento clave ha sido la decisión de Washington a eliminar la recompensa por Ahmad Hussein al-Shara, también conocido como Abu Mohammad al-Jolani. Al-Shara es el líder de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), la facción responsable del derrocamiento del gobierno de Assad. En otra señal de la evolución de las políticas, altos funcionarios estadounidenses recientemente visitó Siria para reunirse con al-Shara. La reunión tenía como objetivo reafirmar el apoyo de Estados Unidos a la estabilización de las áreas liberadas y explorar vías para estructuras de gobernanza más inclusivas. Esto marcó un cambio simbólico. Estados Unidos ahora da prioridad al reconocimiento de la transformación de HTS en un actor de gobernanza local y su papel potencial para contrarrestar la influencia iraní y rusa en la región.

Los aliados occidentales, en particular Alemania y Franciahan reflejado esta recalibración en su propio enfoque. Ambas naciones han enviado delegaciones para dialogar con las autoridades de transición en Siria. Los funcionarios franceses y alemanes incluso han expresado un optimismo cauteloso. Las autoridades europeas, en particular las que se centran en la estabilidad y la seguridad regionales, han acogido con agrado los avances para consolidar el poder y centralizar el ejército como una señal positiva. Al reducir los riesgos de una mayor desintegración, este progreso se alinea con objetivos internacionales más amplios de mitigar los efectos indirectos de la inestabilidad en Europa.

No obstante, persisten desafíos. La eliminación de la designación terrorista de HTS y su creciente legitimidad política continúan generando debates. Los críticos argumentan que tales medidas podrían socavar la rendición de cuentas por acciones pasadas, mientras que los defensores resaltan la necesidad de pragmatismo al abordar las complejas realidades de Siria. Otro tema delicado es el levantamiento de las sanciones impuestas anteriormente al régimen de Assad. Estados Unidos y la UE deberían abordar la cuestión de las sanciones con cuidadosa consideración para garantizar que dichas medidas se alineen con las aspiraciones del pueblo sirio y apoyen una transición política genuina. El compromiso económico condicional podría proporcionar un marco para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas durante la transición de una manera que respete la soberanía de Siria.

HTS tendrá que pensar estratégicamente para asegurar su influencia

Incluso con muchos actores regionales y globales en juego, HTS se ha posicionado como un actor importante en la Siria post-Assad. A pesar de su controvertida historia y su designación como organización terrorista por muchas naciones occidentales, HTS ha experimentado transformaciones notables. El grupo ha tratado de redefinirse como un actor legítimo en el futuro de Siria y está desempeñando un papel clave en la formación de un nuevo gobierno de transición en Siria. Este gobierno ha tomado medidas decisivas para consolidar la autoridad, incluida la exitosa disolución de todos los grupos armados y la integración de sus miembros bajo un Ministerio de Defensa unificado. La unificación de facciones armadas bajo el nuevo gobierno se ha considerado un paso fundamental para prevenir la fragmentación del poder y garantizar una estructura estatal más cohesiva. Este acontecimiento también ha reforzado la confianza regional en el potencial de Siria para la estabilidad a largo plazo y una gobernanza eficaz.

En la próxima Conferencia de Diálogo Nacional, se anticipa que HTS negociará su disolución, allanando el camino para la creación de una entidad política nueva e inclusiva que garantice el reparto del poder. Al-Shara incluso ha indicado que elecciones tendrá lugar dentro de cuatro años. Sin embargo, aún queda un desafío importante: las FDS todavía presentan un contrapeso formidable. En una entrevista reciente, al-Shara llamado para la integración de las SDF, pero esto sigue siendo poco probable a menos que se les conceda representación política a cambio de que abandonen sus armas. Para lograr una estabilidad a largo plazo, debe garantizar un reparto significativo del poder dentro y fuera de Siria, ya que no hacerlo sólo profundizará las divisiones y perpetuará el conflicto.

Otros estados árabes comienzan a reconstruir lazos con Siria

En diciembre de 2024, los ministros de Asuntos Exteriores de ocho países de la Liga Árabe convocado en Jordania. La declaración conjunta de la reunión enfatizó la inclusión en el nuevo gobierno de Siria y la preservación de las instituciones estatales para evitar la fragmentación y el caos. Después de esta reunión, delegaciones de alto nivel de Jordania y Qatar visitaron Damasco, lo que indica una voluntad renovada de restablecer los vínculos con Siria después de años de aislamiento. Estas propuestas reflejan estrategias regionales pragmáticas para facilitar la reconstrucción de Siria y al mismo tiempo salvaguardar los intereses nacionales. El enfoque de Jordania en la seguridad fronteriza compartida y la voluntad de Qatar de participar a pesar del respaldo anterior de las facciones de la oposición resaltan un cambio hacia la reconciliación y el diálogo.

Este resurgimiento de la diplomacia árabe marca un posible punto de inflexión. Al fomentar el diálogo y reconstruir los vínculos, las naciones árabes pretenden abordar desafíos como las crisis de refugiados, el terrorismo transfronterizo y la desestabilización económica. Sin embargo, el camino hacia la normalización enfrenta obstáculos, entre ellos conciliar las diferencias sobre el ritmo del compromiso y abordar las preocupaciones planteadas por potencias externas como Estados Unidos y la Unión Europea.

El éxito dependerá de la capacidad de los Estados árabes para alinear objetivos compartidos y apoyar soluciones a las causas fundamentales del conflicto de Siria que dura una década. Esta nueva fase de la diplomacia presenta una oportunidad para la reintegración de Siria al redil árabe, pero también requiere equilibrar las aspiraciones regionales con la dinámica global para garantizar una paz duradera e inclusiva. Además, las prioridades divergentes entre Estados Unidos, la UE y las potencias regionales –particularmente en lo que respecta al antiterrorismo y la lucha contra la influencia iraní– complican el camino a seguir. Sin embargo, las recientes visitas diplomáticas y los ajustes de políticas ponen de relieve un creciente reconocimiento de la necesidad de un compromiso internacional coordinado. Fundamentalmente, esos esfuerzos también deben respetar las aspiraciones y la soberanía del pueblo sirio. La estabilidad en el panorama sirio post-Assad depende no sólo de la cooperación externa sino también de empoderar a los sirios para que forjen su propio futuro.

[Cheyenne Torres edited this piece.]

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Fair Observer.

Fuente

Últimas

Últimas

Ártículos Relacionades

CAtegorías polpulares

spot_imgspot_img