Se suponía que Venkateshwari Manish, una mujer del estado de Tamil Nadu, en el sur de la India, viajaría al estado vecino de Kerala para dar a luz en 2019. Sin embargo, esos planes se vieron interrumpidos cuando experimentó dolores de parto una mañana temprano mientras aún estaba en casa.
Rompió fuente y, cuando su marido la revisó en el baño de su pequeña casa, descubrió que estaba sangrando. Minutos después, había llegado su hijo primogénito.
Manish, de 33 años, disfruta contar esta historia, creyendo que ejemplifica cómo las estrellas se alinearon para cumplir su deseo de evitar un parto en el hospital. Ahora es una firme defensora de que las mujeres den a luz en entornos naturales en lugar de en hospitales.
“El embarazo no es una enfermedad”, dijo mientras sus dos hijos, de cinco y dos años, jugaban ruidosamente en el fondo de su ciudad semirural de Theni. A pesar de la resistencia de su familia y su esposo, dio a luz a sus dos hijos en casa.
“Conociendo mi preferencia por evitar los hospitales, mi marido había hecho arreglos para que nuestro hijo naciera en un ambiente hogareño equipado con instalaciones médicas en Kerala. Ni siquiera eso me gustó. Entonces demoré en contarle el dolor hasta el último momento cuando el bebé estaba por llegar”, recordó.
Manish es parte de un grupo cada vez mayor de mujeres indias que eligen voluntariamente dar a luz en casa. Muchos citan el aumento de los costes sanitarios y el creciente número de cesáreas forzadas en los hospitales como razones de su decisión.
Sin embargo, esta tendencia ha ido acompañada de incidentes inquietantes de muertes maternas y negligencia médica, lo que ha generado alarma entre los encargados de formular políticas.