La violencia política empañó las elecciones de México este año. Y en la carrera presidencial de Venezuela, las protestas acompañaron un resultado controvertido y acusaciones generalizadas de fraude electoral.
Pero el domingo en Uruguay se desarrolló una elección presidencial mucho más tranquila.
Ubicado en la costa atlántica sur, al norte de Argentina, Uruguay fue uno de varios países latinoamericanos que celebraron elecciones presidenciales de alto riesgo este año.
Y a diferencia de algunos de sus homólogos, los críticos dicen que Uruguay sirve como modelo de estabilidad democrática en la región.
Las elecciones del domingo fueron una segunda vuelta, en la que se enfrentaron los dos principales contendientes presidenciales de las elecciones generales del 27 de octubre.
El favorito inicial fue Yamandu Orsi, el candidato de la coalición de izquierda Frente Amplio. En la votación de octubre, obtuvo un apoyo del 44 por ciento, muy por debajo del 50 por ciento necesario para evitar una segunda vuelta.
En segundo lugar quedó el 27 de octubre Álvaro Delgado, del gobernante Partido Nacional, un grupo conservador.
Si bien sólo recibió el 27 por ciento de los votos en la primera vuelta, es probable que se beneficie del 20 por ciento de los votantes que votaron por el candidato en tercer lugar, el también conservador Andrés Ojeda, del Partido Colorado.
Tanto Orsi como Delgado avanzaron a la segunda vuelta del domingo con un fuerte apoyo, lo que hizo que el resultado fuera emocionante.
Orsi, un profesor de historia de 57 años, cuenta con el apoyo del ex presidente José Mujica, un ex combatiente rebelde de izquierda que sobrevivió a la tortura bajo la dictadura militar de Uruguay en los años 1970 y 1980.
Desde entonces, Mujica se ha convertido en una figura querida en la izquierda: fue apodado el “presidente más pobre del mundo” durante su mandato, de 2010 a 2015, por su estilo de vida humilde.
La coalición Frente Amplio de Orsi estuvo en el poder hasta las elecciones de 2019, en las que surgió el conservador Partido Nacional. Fue la primera victoria conservadora en casi 15 años.
Pero el presidente saliente, Luis Lacalle Pou, no puede aspirar a un segundo mandato consecutivo por ley. En su lugar, se postula para su partido Delgado, de 55 años, un ex veterinario.
Tanto Delgado como Orsi han enfatizado el fortalecimiento de la economía de Uruguay.
Orsi, que hizo campaña con el lema «Sabemos cómo lograrlo», ha hecho hincapié en medidas para aumentar los salarios de los trabajadores de bajos ingresos. Mientras tanto, Delgado se ha centrado en racionalizar la burocracia de Uruguay y forjar acuerdos comerciales con socios como China.
Ambos hombres se han comprometido a respetar los resultados de las elecciones y trabajar juntos, sin importar el resultado.
“Hay que valorar lo que tenemos: la convivencia democrática”, afirmó el jefe de la coalición Frente Amplio, Fernando Pereira.
Mientras tanto, Ojeda, el candidato en tercer lugar eliminado en la primera ronda de votación, comentó a los medios locales sobre la calma que acompañó a las elecciones en Uruguay.
“Si hubiera traído a un extranjero aquí y no le hubiera dicho que había elecciones, no se habría dado cuenta”, dijo Ojeda.