Estados Unidos y sus aliados están sopesando si permitir que Ucrania utilice misiles occidentales de largo alcance para atacar objetivos en el interior de Rusia. Esto podría suponer un cambio de rumbo en la guerra que dura casi 31 meses. Según el presidente ruso, Vladimir Putin, esto alteraría la naturaleza y el alcance del conflicto.
Mientras tanto, la campaña de presión lanzada por Estados Unidos y la OTAN contra China, especialmente sus sanciones y las acusaciones de su apoyo “muy sustancial” al esfuerzo bélico de Putin como un “facilitador decisivo”, parecen haber acercado a Pekín a Moscú.
China ha incrementado notablemente su apoyo diplomático a Rusia y se espera que el presidente Xi Jinping se reúna con Putin el próximo mes en una cumbre de las economías emergentes BRICS en Kazán, en lo que sería la tercera reunión entre ambos desde mayo.
Beijing también ha enviado al primer ministro Li Qiang y al presidente legislativo nacional Zhao Leji, a sus funcionarios número 2 y número 3, así como al vicepresidente Han Zheng y al principal diplomático Wang Yi para reunirse con Putin en Rusia desde julio.