Finlandia ha aclarado que no comparte la opinión de Turkiye de que el grupo militante sirio-kurdo, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), forman parte de una organización terrorista, dos meses después de que Ankara aprobara la entrada de Helsinki en la alianza de la OTAN.
En una entrevista con el alemán Tagesspiegel Ayer, el ministro finlandés de Asuntos Exteriores, Pekka Haavisto, se quejó de que «Ankara quiere extender la etiqueta de terrorismo también a otros grupos» además del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que está designado como organización terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos.
Según Turkiye, el YPG, la milicia kurda que opera en el noreste de Siria y cuenta con el respaldo de Estados Unidos y las naciones europeas, es la rama siria del PKK, una postura que los países occidentales se han negado a aceptar durante mucho tiempo. «No compartimos la opinión de que las YPG son una organización terrorista, como dice Turkiye», aclaró Haavisto.
Tras el lanzamiento de Rusia de su invasión en curso de Ucrania en febrero del año pasado, Finlandia y Suecia rompieron su postura de larga data de neutralidad regional al optar por unirse a la alianza militar de la OTAN para protegerse de Moscú.
Utilizando la pertenencia a la OTAN como palanca, Turkiye está dando a la UE una muestra de su propia medicina.
Ankara se negó a aceptar sus solicitudes, insistiendo en que primero cumplieran sus condiciones de implementar medidas contra las influencias y figuras del PKK dentro de sus países.
Luego, en junio del año pasado, los tres países firmaron un acuerdo trilateral para que Estocolmo y Helsinki aprobaran y aplicaran leyes antiterroristas, extraditar a disidentes y figuras afiliadas al terrorismo y levantar los embargos de armas frente a Turkiye. Los dos países implementaron la mayoría de esas condiciones, al menos en papel, pero Suecia se negó a cumplir con algunas de las demandas de Ankara. Como resultado, el gobierno turco ratificó solo la membresía de Finlandia en la OTAN este año.
Haavisto afirmó que, a pesar de que Finlandia levantó el embargo de armas a Turkiye, «decidimos qué armas suministramos. Lo mismo ocurre con las deportaciones. Cooperamos con Turkiye pero decidimos bajo el estado de derecho cuál extraditamos».
Es probable que sus comentarios consternen a muchos en Ankara, ya que muchos analistas y funcionarios turcos consideran que el acuerdo también requiere esencialmente que ambas naciones nórdicas muestren total solidaridad y cooperación en la lucha contra el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, tal como lo define Turkiye.