Francia ha expresado su apoyo al plan de autonomía de Marruecos para el disputado Sáhara Occidental, cambiando una posición de hace décadas y sumándose a una lista creciente de países que se alinean con Marruecos mientras el proceso de paz mediado por las Naciones Unidas sigue estancado.
En una carta al rey Mohamed VI, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificó el plan que Marruecos propuso en 2007 para ofrecer a la región una autonomía limitada bajo su soberanía como la «única base» para resolver el conflicto. El cambio supone un duro golpe para el Frente Polisario, partidario de la independencia, que durante décadas ha reivindicado ser el representante legítimo del pueblo indígena saharaui.
«El presente y el futuro del Sáhara Occidental se inscriben en el marco de la soberanía marroquí», escribió Macron en una carta publicada el martes. «Francia tiene la intención de actuar en coherencia con esta posición, tanto a nivel nacional como internacional».
Es poco probable que la decisión de Macron cambie los principios fundamentales de la disputa territorial, pero podría profundizar los lazos de Francia con Marruecos, que desde hace tiempo lo culpa de trazar las fronteras coloniales que considera la raíz del conflicto. Francia señaló a principios de este año que estaba abierta a invertir en proyectos marroquíes en el territorio en disputa.
La medida podría tensar las relaciones diplomáticas en el norte de África, alejando aún más a Francia y Marruecos de Argelia, que apoya las reivindicaciones del Frente Polisario y le permite operar como un gobierno autodeclarado en el exilio desde los campos de refugiados dentro de sus fronteras.
Se producen cambios similares en Estados Unidos, Israel, España y una lista creciente de naciones africanas que han establecido consulados en el territorio.
En un comunicado, el gabinete real del rey marroquí Mohammed VI calificó el cambio de postura de Francia como «un avance significativo». Un alto funcionario marroquí que habló bajo condición de anonimato destacó el papel de Francia como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y lo calificó de «un cambio radical» en medio de un cambio internacional hacia la postura de Marruecos.
La medida fue rechazada preventivamente tanto por Argelia como por el Frente Polisario en los días previos a la publicación de la carta, de la que Argelia dijo haber sido informada por Francia en los días previos.
Mohamed Sidati, del Polisario, acusó a Francia de actuar en contra del derecho internacional y de respaldar el expansionismo marroquí mientras su influencia disminuye en toda África.
«Cualesquiera que sean las dificultades que Marruecos intente imponernos con el apoyo de Francia, el pueblo saharaui seguirá defendiendo tenazmente sus derechos hasta obtener la salida definitiva del agresor marroquí de su territorio y el reconocimiento general de la legitimidad de su lucha por la autodeterminación y la independencia», afirmó Sidati, ministro de Asuntos Exteriores de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática, en un comunicado el lunes.
Argelia llamó a Marruecos y Francia «potencias coloniales, nuevas y viejas» y anunció que retirará a su embajador de París.
«La decisión francesa es claramente el resultado de un cálculo político dudoso, de un juicio moralmente cuestionable y de interpretaciones jurídicas que no están respaldadas ni justificadas», afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia en un comunicado la semana pasada.
El Sahara Occidental tiene aproximadamente el tamaño del estado de Colorado, abarca una franja de desierto rica en fosfatos y se extiende a lo largo de una costa atlántica rica en peces. Marruecos se anexionó la ex colonia española en 1975, lo que desencadenó un conflicto regional y lo enfrentó con el Frente Polisario, partidario de la independencia, por la región que las Naciones Unidas consideran un «territorio no autónomo».
Marruecos se apresuró a ocupar la mayor parte del territorio, combatiendo la guerra de guerrillas del Frente Polisario hasta que la ONU negoció un alto el fuego en 1991 y estableció una misión de mantenimiento de la paz para supervisar la tregua y ayudar a preparar un referéndum sobre el futuro del territorio. Los desacuerdos sobre quiénes tienen derecho a votar impidieron que se celebrara el referéndum.
Marruecos ha buscado durante mucho tiempo el reconocimiento político de su reclamo por parte de las demás naciones, mientras que el Polisario ha priorizado la lucha en batallas legales para afirmar el derecho de los pueblos de la región a la autodeterminación.
Desde que el Frente Polisario reanudó el conflicto armado en 2020, poniendo fin a una tregua de 29 años, se han producido episodios de violencia esporádica. Desde entonces, Marruecos ha emprendido importantes iniciativas de desarrollo económico, construyendo puertos, carreteras y hoteles.