La administración Biden ha cerrado un acuerdo para otorgar a Intel casi 7.900 millones de dólares en subvenciones federales, el mayor subsidio directo de un programa para impulsar la fabricación nacional de semiconductores.
El acuerdo para el fabricante de chips en dificultades, más pequeño que una adjudicación propuesta anteriormente, significa que Intel puede comenzar a recibir fondos a medida que alcance los puntos de referencia negociados en proyectos en cuatro estados de EE.UU. La compañía calificará para recibir al menos mil millones de dólares este año, dijo un alto funcionario de la administración, basándose en los hitos que ya ha alcanzado.
En concreto, Intel obtendrá dinero para proyectos en Arizona, Oregón y Nuevo México, según una persona familiarizada con el asunto, que pidió no ser identificada porque los detalles no son públicos. El nuevo sitio de la compañía en Ohio, que se ha retrasado varios años, aún no es elegible para ningún apoyo federal, dijo la persona, aunque ya ha recibido 2 mil millones de dólares del estado.
Concluir las conversaciones ha sido una máxima prioridad para Intel, que ha pasado meses tratando de convencer a Wall Street y Washington de que puede ejecutar una expansión manufacturera masiva a pesar de profundas luchas financieras y años de errores tecnológicos. También es un paso importante para la administración del presidente Joe Biden, que está tratando de aislar sus iniciativas de política industrial de posibles cambios bajo el presidente electo Donald Trump.
La adjudicación de Intel dará como resultado que «chips diseñados en Estados Unidos sean fabricados y empaquetados por trabajadores estadounidenses, en Estados Unidos, por una empresa estadounidense, por primera vez en mucho tiempo», dijo la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, cuya agencia está a cargo. de implementar la Ley de Ciencia y Chips de 2022. La histórica ley bipartidista reservó 39 mil millones de dólares en subvenciones, 75 mil millones de dólares en préstamos y garantías de préstamos y créditos fiscales del 25 por ciento para revitalizar la fabricación de chips en Estados Unidos.
Trump ha criticado el programa de chips calificándolo de “muy malo” y sus colegas republicanos han amenazado con revisar –o incluso derogar– la legislación. El riesgo de que la nueva administración pudiera reformar el esfuerzo después de asumir el cargo en enero impulsó al Departamento de Comercio a acelerar su trabajo, buscando concluir la mayor parte de las negociaciones con Intel, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. y otras compañías lo antes posible.