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Jóvenes mexicanos arriesgan su vida para convertirse en sacerdotes católicos en Michoacán, México

Jóvenes mexicanos arriesgan su vida para convertirse en sacerdotes católicos en Michoacán, México

TEJUPILCO DE HIDALGO, MICHOACAN.- Cuando Miguel Pantaleón fue ordenado en la iglesia católica el mes pasado, fue el día más importante de su joven vida.

El sacerdote en formación de 28 años había pasado casi una década trabajando para unirse al clero. En una Misa repleta en su polvoriento pueblo de Rincón del Carmen en el oeste de México, el obispo de la diócesis lo incorporó oficialmente al sacerdocio.

Mirando desde el primer banco, su madre, Petra Florencio, sonreía con orgullo. Miguel es el 11 de 13 hijos, y su vocación es fuente de gran prestigio para su familia.

Sin embargo, también se le perdonaría a Petra albergar algunas dudas: Miguel se ha incorporado al sacerdocio más arriesgado del mundo.

Más de 50 sacerdotes han sido asesinados en México desde 2006, nueve de ellos solo durante la administración actual. Algunos fueron asesinados por hablar en contra de la violencia de los cárteles, otros quedaron atrapados en el fuego cruzado de un conflicto interminable entre organizaciones criminales rivales.

Casi siempre, los asesinatos quedan impunes y sin resolver; las autoridades a menudo solo llevan a cabo las investigaciones más superficiales.

Miguel Pantaleón estudió en un seminario en el corazón de Tierra Caliente, donde las pandillas han luchado por el control

Muchos de los asesinatos tuvieron lugar en la región occidental de México llamada Tierra Caliente, donde en los últimos años el Cartel Jalisco Nueva Generación y las pandillas Familia Michoacana han luchado por el control territorial.

“Para mí, ser sacerdote aquí en Tierra Caliente significa amor”, me dijo Miguel después del servicio. “Estas son personas que viven con mucho dolor, dolor y sufrimiento. Entonces, cuando respondemos al llamado de Dios, es una señal de su amor”.

Miguel estudió en un seminario a varias horas de camino al corazón de Tierra Caliente, en las afueras de la ciudad de Ciudad Altamirano.

Cada mañana, cuando los 18 sacerdotes en formación del seminario se reúnen en la capilla para la misa matutina, pasan frente a un claro recordatorio de los peligros que enfrentarán como clérigos: la tumba de un sacerdote asesinado que enseñaba en el seminario.

Sobre una sencilla lápida de granito, una placa de hierro forjado dice: “Padre Habacuc Hernández Benítez, 16 de enero de 1970 – 13 de junio de 2009”.

El Padre Habacuc, más conocido como el Padre Cuco, es una especie de mártir local, un símbolo de los muchos clérigos y seminaristas asesinados en México.

Padre Marcelino Trujillo contempla la tumba del Padre Cuco
Un giro del destino bien pudo haber salvado la vida del padre Marcelino Trujillo, quien trabajaba junto al padre Cuco en el seminario.

“El año en que mataron al padre Cuco marcó un punto de ruptura en la violencia de esta región”, recuerda su amigo, el padre Marcelino Trujillo. “Antes los cárteles de la droga eran más discretos, todavía había un grado de gobernabilidad”.

La historia del asesinato del padre Cuco sigue siendo impactante, más de una década después.

El sacerdote de 39 años se dirigía a un evento juvenil con dos seminaristas. Hombres armados rodearon sus autos y obligaron a los hombres a salir de sus vehículos. Sin una palabra, fueron ejecutados al costado del camino y les dispararon varias veces en la espalda.

Nunca se estableció un motivo claro.

Se suponía que Marcelino estaría con su compañero de instrucción ese día, pero un cambio de planes de última hora hizo que no abandonara el seminario. Un giro del destino que seguramente le salvó la vida.

No fue la única vez que el seminario muy unido se vio enlutado por la violencia de los cárteles de la droga.

El día de Navidad de 2014, el padre Gregorio, primo de Cuco, corrió una suerte similar. En un ataque asombrosamente descarado, lo sacaron de una de las habitaciones del seminario y los pandilleros lo ataron y lo amordazaron con cinta adhesiva.

“Se asfixió”, explica Marcelino. “Hasta donde sabemos, planearon exigir un rescate por él, pero al descubrir que lo habían matado, simplemente lo abandonaron en un matorral cercano”.

Antonio Abelez frente al edificio de un seminario
El adolescente Antonio Abelez es uno de los jóvenes seminaristas decididos a ser sacerdote a pesar de los riesgos

Tales historias podrían disuadir a cualquier joven local, sin importar cuán devoto sea, de unirse al clero en Ciudad Altamirano. Pero entre clases, algunos de los seminaristas me dijeron que es todo lo contrario, que los sacerdotes asesinados son una inspiración, no una advertencia.

“Han sido claros ejemplos para nosotros”, dice Antonio Abelez, de 19 años. “Muertes tan injustas, nos sirven como ejemplo de su valentía”.

El rector del seminario, Antonio Reinoso, dice que les enseñan a los jóvenes a exhibir “prudencia” como sacerdotes, a limitarse a predicar el evangelio y pensar cuidadosamente antes de denunciar bandas criminales o líderes de cárteles en el púlpito.

“El crimen organizado es una bestia de mil cabezas”, me dice. “No van a poder resolver la violencia por sí mismos. Pero, con fe, pueden enfrentarlo de frente”.

Aún así, los seminaristas reconocieron que a veces han cuestionado la sabiduría de sus decisiones de unirse a la iglesia.

Fuente: BBC MUNDO

Correo de Michoacán

El cargo Jóvenes mexicanos arriesgan su vida para convertirse en sacerdotes católicos en Michoacán, México apareció por primera vez en Diario de México.

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Written by Redacción NM

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