La icónica catedral de Notre Dame de París reabre cinco años después de que casi fuera destruida por un devastador incendio hace cinco años. 1.500 dignatarios, incluidos jefes de estado en ejercicio y figuras reales, asistieron a la histórica ceremonia.
La icónica catedral de Notre Dame renace de las cenizas.
La obra maestra de la arquitectura gótica estuvo cerrada durante cinco años y se sometió a trabajos de restauración después de que un devastador incendio casi la destruyera en 2019.
La restauración, un logro notable en sólo cinco años para una estructura que tardó casi dos siglos en construirse, fue vista como un momento de triunfo para el presidente francés Emmanuel Macron, quien defendió el ambicioso cronograma. Es un momento de respiro para Macron, que ha estado luchando contra desafíos políticos internos, después del colapso del gobierno de su país hace apenas unos días.
A la celebración asistieron 1.500 dignatarios, entre ellos el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, y el príncipe Guillermo de la familia real británica.
Inicialmente estaba previsto que la ceremonia comenzara en el patio delantero, pero debido al mal tiempo se trasladó al interior. Pero los vientos inusualmente fuertes de diciembre no pudieron detener la resurrección de Notre Dame. Pero nada pudo disminuir la importancia del momento, mientras los coros cantaban salmos dentro de la nave luminosa y el órgano de la catedral, en silencio durante casi cinco años, estalló con un juego de melodías.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, abrió la ceremonia con tres golpes resonantes en las puertas de la catedral, empuñando un báculo especialmente diseñado, tallado a partir de las vigas quemadas por el fuego. Y así, la catedral fue reabierta oficialmente al culto.
Los observadores y asistentes ven el evento como el de Macron, quien lo convirtió en una reunión diplomática, destacando la capacidad de Francia para unirse en el escenario internacional a pesar del caos político interno.
Fuera de la icónica fachada occidental de la catedral, se proyectó la palabra “MERCI” (gracias en francés).
El presidente francés reiteró su gratitud al dirigirse a la nación en la ceremonia. Expresó su agradecimiento a los bomberos y socorristas; quien salvó del colapso total este sitio acreditado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y el personal que trabajó incansablemente durante años para devolver la catedral a su antigua gloria.