El 14 de octubre, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE discutieron la ampliación de la Misión de Asistencia Militar de la Unión Europea (EUMAM), que entrena a las fuerzas militares ucranianas.
Josep Borrell, el máximo diplomático de la Unión Europea, enfatizado la inmensa presión sobre el ejército de Ucrania, afirmando que «debemos proporcionarles más capacidades y fortalecer nuestra misión de entrenamiento».
Confirmó los planes para extender el mandato de EUMAM por otros dos años, pendiente de la aprobación del Consejo de la UE.
EUMAM, fundada en 2022, imparte formación principalmente en Polonia y Alemania.
Borrell prometió visitar Ucrania una vez que se tome una decisión final.
También mencionó los avances en el desbloqueo de los fondos congelados del Fondo Europeo de Paz, que reembolsa a los países de la UE la ayuda militar a Ucrania.
Hungría, ampliamente considerada como el miembro de la UE más cercano al Kremlin, ha obstruido repetidamente la ayuda a Ucrania porque «prolonga» y «intensifica» la guerra en curso. Estas opiniones han tenido eco a menudo en Eslovaquia desde que el primer ministro escéptico con respecto a Ucrania, Robert Fico, asumió el cargo el otoño pasado.
Una reforma propuesta del Fondo Europeo para la Paz (FPE) haría que las contribuciones financieras fueran voluntarias, con el objetivo de evitar el veto de Hungría a la ayuda militar a Ucrania, que ha causado un retraso de 6.500 millones de euros (7.000 millones de dólares).