Los habitantes del pueblo suizo de Brienz se han visto obligados a abandonar su ciudad ante la amenaza de caída de rocas sobre sus casas.
Los 80 residentes de la ciudad suiza de Brienz tuvieron que evacuar sus hogares por segunda vez mientras un enorme torrente de escombros y rocas amenaza con envolver el pueblo de los Grisones.
Esta situación se debe a los devastadores desprendimientos de tierra en la zona y podría prolongarse hasta la primavera. Alrededor de 1,2 millones de metros cúbicos de escombros que se encuentran encima del pueblo se están moviendo valle abajo y amenazan con destruir todo el asentamiento. .
No sólo se reubican personas, sino también animales, obras de arte, objetos históricos y archivos locales.
También el altar gótico tardío de 500 años de antigüedad fue retirado de la iglesia de San Calixto por segunda vez.
Los residentes tenían hasta las 13:00 horas del domingo para abandonar sus casas y apartamentos. Una vez vencido el plazo, se ha declarado alerta roja, lo que significa que nadie puede entrar al pueblo.
Según Pascal Porchet, jefe del Centro de Mando y Control Cantonal, “Todos se marcharon voluntariamente. No hubo incidentes. Hubo buena comunicación con los vecinos, tanto del municipio como en estas reuniones comunitarias. Como resultado, todos se fueron al final, como queríamos”. Esta restricción se mantendrá hasta que se haya evitado la amenaza de una gran avalancha de rocas.
En respuesta a la amenaza inminente, personal militar, de defensa civil, policía y bomberos ha llevado a cabo otra ronda de controles exhaustivos en todo el pueblo, asegurándose de que nadie se quede atrás.
Para reforzar las medidas de evacuación y mantener la seguridad, la zona está ahora bajo vigilancia electrónica continua. Porchet dijo que «también tenemos videovigilancia en todo el pueblo. Podemos ver casi todos los rincones. Si hay algún movimiento importante en el pueblo, se activa una alarma. Estamos seguros y optimistas de que no habrá incidentes».
Esta es la segunda vez en las últimas semanas que los habitantes de Brienz se ven obligados a abandonar sus hogares debido al riesgo de una avalancha de rocas.
El alcalde del municipio de Albula, Daniel Albertin, expresó la tensión emocional de estas evacuaciones:“Es un sentimiento muy especial, porque es la segunda vez que tenemos que evacuar. Esta vez el ambiente es mucho más rencoroso que la primera vez. Por primera vez, hubo más comprensión que la que hay hoy. Hoy también tenemos esta difícil situación de no saber cuándo podremos regresar». Albertin explica además que la comunidad es consciente de las difíciles condiciones para el regreso, lo que hace que la situación sea aún más desafiante.
Con el helicóptero, los especialistas instalaron nuevos espejos prismáticos para el taquímetro láser como sistema de alerta temprana sobre Brienz.
Estos espejos miden cómo se mueve la montaña y según las mediciones iniciales una sección se desliza a un ritmo de 20 centímetros por día.