La idea de que un asteroide asesino se estrelle contra la Tierra podría parecer la trama de la última superproducción de ciencia ficción.
Pero podría convertirse en realidad, según la NASA, que sitúa la probabilidad de que un asteroide mortal choque con la Tierra en un año determinado es aproximadamente de una entre 300.000.
Antes de que entre en pánico por nuestra inminente perdición, hay buenas noticias.
Un científico de la Universidad de Murcia ha ideado una ecuación para detectar asteroides asesinos que se dirigen a nuestro planeta.
La ecuación del profesor Oscar del Barco Novillo se basa en la curvatura gravitacional de la luz y permitirá a los científicos señalar las posiciones precisas de objetos menores en el sistema solar.
Esto incluye objetos en el Cinturón de Kuiper, una región de objetos helados que incluye a Plutón y otros planetas enanos más allá de la órbita de Neptuno, y una vasta capa esférica congelada llamada Nube de Oort, que es la región más distante de nuestro sistema solar.
A su vez, eso podría permitir que las redes de defensa planetaria detecten y se preparen para cualquier asteroide que pueda colisionar con la Tierra.
Esta advertencia avanzada podría marcar la diferencia entre tener tiempo para desviar el asteroide hacia un camino seguro y un impacto catastrófico.
La idea de que un asteroide asesino se estrelle contra la Tierra podría parecer la trama de la última superproducción de ciencia ficción. Pero podría convertirse en realidad, según la NASA, que sitúa la probabilidad de que un asteroide mortal choque con la Tierra en un año determinado en aproximadamente una entre 300.000 (imagen de archivo)
Antes de que entre en pánico por nuestra inminente perdición, hay buenas noticias. Un científico de la Universidad de Murcia ha ideado una ecuación para detectar asteroides asesinos que se dirigen a nuestro planeta
Normalmente, la luz sigue un camino recto desde un objeto hasta nuestros ojos, lo que significa que donde vemos la imagen es donde realmente está el objeto.
Sin embargo, este no es el caso de objetos distantes como los asteroides debido a un fenómeno llamado «desviación gravitacional».
Cuando un rayo de luz atraviesa un fuerte campo gravitacional como el que rodea nuestro sol, abandona su camino recto y sigue una trayectoria curva.
Puedes pensar en esto como una pelota que sigue una trayectoria curva mientras rueda sobre un terreno irregular.
La idea de que la gravedad podría doblar los rayos de luz fue propuesta por primera vez por Sir Isaac Newton en 1730.
Sin embargo, no fue hasta que Albert Einstein propuso su teoría de la relatividad general en 1916 que los científicos pudieron confirmar que esto era realmente así.
El problema para los astrónomos es que la desviación gravitacional significa que la imagen que vemos de un objeto distante no se alinea con el lugar donde realmente se encuentra el objeto.
El profesor Novillo dijo a MailOnline: ‘Cuando la luz del sol se refleja en los objetos menores del sistema solar, como los asteroides, los rayos de luz que recibimos en la Tierra se desvían debido al Sol y a los planetas mayores como Júpiter.
Normalmente, la luz sigue un camino recto desde un objeto hasta nuestros ojos, lo que significa que donde vemos la imagen es donde realmente está el objeto. Sin embargo, este no es el caso de objetos distantes como los asteroides debido a un fenómeno llamado «desviación gravitacional».
«En este sentido, las posiciones reales de estos cuerpos menores se desplazan, por lo que este efecto debería tenerse en cuenta en las ecuaciones de movimiento de estos cuerpos menores».
Para la mayoría de las aplicaciones esto puede no ser un problema, pero cuando se trata de calcular la órbita de un asteroide potencialmente peligroso, incluso un pequeño error de cálculo podría ser fatal.
La solución del profesor Novillo, publicada en Avisos mensuales de la Royal Astronomical Societyes tratar la gravedad como si fuera un medio físico como el agua para calcular cuánta luz se curva al pasar.
Utilizando esta fórmula, el profesor Novillo calculó el ángulo de desviación de los rayos de luz procedentes de Mercurio en diferentes puntos de su órbita.
Comparando los resultados con los basados en las ecuaciones newtonianas y einsteinianas, encontró que había hasta un 15,8 por ciento de diferencia cuando Mercurio estaba a su mayor distancia del Sol.
El profesor Novillo afirma que la consecuencia más importante de este descubrimiento es permitir «un mejor cálculo de las órbitas de objetos menores del sistema solar, que podrían ser potencialmente peligrosos para la Tierra».
Si bien no ayudará a detectar asteroides en primer lugar, ayudará a determinar una ubicación más precisa para estos objetos y, en consecuencia, una mejor estimación de sus órbitas.
Agencias espaciales como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) están investigando actualmente formas en que la humanidad podría evitar colisionar con un asteroide.
Al igual que en la película Armageddon (en la foto), la humanidad podría desviar un asteroide entrante siempre que haya tiempo para organizar una respuesta.
Por ejemplo, la misión DART de la ESA utilizó un satélite del tamaño de un frigorífico para estrellarse contra la roca espacial Dimorphos y ver si un asteroide podía ser desviado de su trayectoria.
Si bien los resultados serán confirmados por la misión Hera a finales del próximo año, las primeras observaciones muestran que el impacto desvió la órbita de Dimorphos.
En teoría, la humanidad podría utilizar un satélite kamikaze similar para desviar la órbita de un asteroide peligroso en su camino hacia la Tierra.
Sin embargo, hacer esto requeriría años de advertencia previa para darle tiempo a las agencias espaciales para planificar la misión y para que el asteroide se salga del camino de la Tierra.
Por eso es tan importante que las agencias espaciales tengan una forma precisa de evaluar las ubicaciones y órbitas de los asteroides que se desplazan a través del sistema solar.
Más allá de la defensa planetaria, esta ecuación también podría usarse para profundizar nuestra comprensión del universo.
La esperanza es que los científicos ahora puedan calcular la ubicación exacta de la estrella más cercana a la Tierra, Próxima Centauri.
Próxima Centauri está a 4,25 años luz de distancia y se cree que tiene tres exoplanetas orbitando a su alrededor.
Este descubrimiento también podría utilizarse para determinar la ubicación exacta de Proxima Centauri B (impresión artística). Si este exoplaneta se encuentra en la zona habitable de su estrella, podría ser el planeta similar a la Tierra más cercano a nuestro sol.
Si su ubicación pudiera determinarse con precisión, eso también ayudaría a los científicos a estudiar con precisión las órbitas de sus planetas para saber si realmente se encuentran dentro de la zona habitable de su estrella.
Además, el descubrimiento del profesor Novillo podría incluso ayudar a los científicos a mapear los confines más distantes del espacio.
El profesor Novillo dice: «Las galaxias distantes, que están distorsionadas y magnificadas por grandes cantidades de masa intermedia, como los cúmulos de galaxias, podrían localizarse con precisión con esta nueva ecuación exacta».
Durante los próximos seis años, la misión Euclid de la ESA observará las formas, distancias y movimientos de miles de millones de galaxias en un radio de 10 mil millones de años luz, con el objetivo de crear el mapa cósmico 3D más grande jamás creado.
Armados con esta ecuación, los científicos podrían producir mapas aún más precisos que podrían ayudar a comprender cómo la materia y la energía oscuras han dado forma al Universo hasta convertirlo en lo que vemos hoy.