El martes, los secretarios judiciales haitianos inician una huelga indefinida para exigir la aplicación de los acuerdos firmados con el Gobierno en 2017 que aún no han entrado en vigor.
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Según confirmó la Asociación Nacional de Secretarios Judiciales de Haití, la huelga afectará a las 18 jurisdicciones del país.
Según informes oficiales, este sindicato exige desde hace años el respeto a los derechos de todos los empleados y exige el fin de lo que llama «discriminación salarial», ya que existen salarios diferentes para quienes desempeñan una misma función.
También abogan por aumentos de honorarios y la aprobación del estatuto del notario con el que podrían disfrutar de otras facilidades.
Les greffiers des 18 juridictions d’Haïti ont annoncé, hier lundi, une grève générale à partir de ce mardi 12 de diciembre de 2023. La Association Nationale des Greffiers Haïtiens (ANAGH) exige la aplicación de un acuerdo firmado por las partes interesadas. ….A leer sobre #netalkolemedia pic.twitter.com/lXyKYp8Pok
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12 de diciembre de 2023
Según datos oficiales, en junio, tras casi cuatro meses de huelga, el sector acordó una tregua con las autoridades para volver a trabajar, aunque advirtieron que la protesta podría reanudarse sin previo aviso si no se respetaban las promesas al gremio.
En aquella oportunidad ofrecieron un plazo hasta agosto pasado para el cumplimiento de sus demandas.
La huelga de los secretarios judiciales se produce en un momento en que los fiscales también están en huelga para exigir beneficios sociales similares a los de los jueces.
Además, el movimiento impulsado por el Colectivo de Magistrados Permanentes de Haití también denuncia que los jueces reciben tarjetas de débito equivalentes a un tercio de su salario, prestaciones por servicios con un valor similar a la mitad de sus honorarios mensuales, vales de combustible por valor de 16 mil gourdes (unos $120), teléfonos prepagos y otros subsidios.
Desde hace varios años, el sindicato organiza largos paros laborales para exigir condiciones laborales dignas.
Mientras tanto, ocho de cada 10 reclusos sufren prisión preventiva prolongada y el 99 por ciento de los menores detenidos no han sido condenados y la mayoría de ellos llevan años encarcelados por robar un pollo, un par de zapatos o un teléfono, sin haber visto nunca a un juez. .