Miles de personas han salido a las calles en las ciudades de Nigeria para protestar contra el gobierno por el alto costo de vida en el país, impulsado por una inflación paralizante y una moneda devaluada.
La policía utilizó gases lacrimógenos el jueves para dispersar a las multitudes en la capital, Abuja, y en la segunda ciudad más grande del país, Kano, donde los manifestantes intentaron iniciar hogueras frente a los edificios gubernamentales.
También hubo una fuerte presencia de seguridad en la capital comercial, Lagos, donde los manifestantes marcharon hacia los edificios gubernamentales haciendo sonar campanas, cantando consignas y portando carteles que denunciaban la corrupción y la bandera verde y blanca de Nigeria. Fueron escoltados por personal de seguridad armado.
Muchos nigerianos culpan de la crisis del costo de vida a las reformas introducidas el año pasado por el presidente Bola Tinubu, quien canceló un subsidio popular al combustible y tomó medidas que devaluaron el naira.
Los activistas en línea habían estado convocando a protestas durante semanas, inspirados por las recientes protestas en Kenia que obligaron al presidente de ese país a retirar los aumentos de impuestos propuestos.
Los organizadores en Nigeria dijeron que sus protestas tenían como objetivo abordar tanto las dificultades económicas como problemas sistémicos de larga data, como la corrupción y la libertad de prensa.
Antes de las protestas, los legisladores de la Asamblea Nacional votaron la semana pasada a favor de duplicar el salario mínimo mensual de los trabajadores federales, de 30.000 nairas a 70.000 nairas, unos 43 dólares. El presidente firmó el proyecto de ley a principios de esta semana, pero pareció hacer poco para calmar los llamamientos a una manifestación a nivel nacional.
Los líderes religiosos y otros grupos sociales intentaron disuadir las protestas por temor a que, como las protestas de Kenia, pudieran volverse violentas. El grupo internacional de derechos humanos Human Rights Watch advirtió que la retórica del gobierno nigeriano antes de las protestas generó temores de una represión violenta.
La semana pasada, el inspector general de policía de Nigeria, Kayode Egbetokun, advirtió: “Algunos grupos de personas, autoproclamados cruzados e influyentes, han estado elaborando estrategias y movilizando a posibles manifestantes para desatar el terror en el país bajo el pretexto de replicar las recientes protestas de Kenia. … Debemos asegurarnos de que estas protestas no se conviertan en violencia o desorden”.