“Esta proyección, de que en los próximos meses llegaremos a estas cifras altas, puede ser incluso conservadora”, dijo. “Al principio no creía que fuera a serlo, pero ahora empiezo a preocuparme”.
Las naciones que limitan con Sudán incluyen Sudán del Sur, República Centroafricana, Etiopía y Libia, todas afectadas por sus propios conflictos recientes.
El colapso de la ley y el orden en Sudán y “mucha gente desesperada por seguir adelante” proporcionaría un terreno fértil para el tráfico de personas, mientras que las armas que circulan a través de las fronteras podrían generar más violencia, dijo Grandi.
“Lo hemos visto en Libia con el Sahel. No queremos que se repita porque eso será un multiplicador de crisis y de problemas humanitarios”, dijo.
Las Naciones Unidas han pedido 470 millones de dólares para su respuesta de refugiados a la crisis de Sudán durante seis meses, una cantidad que, según Grandi, fue financiada solo en un 1 por ciento, y agregó que una conferencia de donantes era «muy necesaria» y que una comunidad internacional preocupado por Ucrania no estaba prestando suficiente atención.
“Puedes sentir claramente una disparidad que es muy peligrosa. Esta crisis tiene el potencial de desestabilizar una región entera y más allá tanto como lo hace Ucrania en Europa”, dijo.
Grandi dijo que ACNUR estaba tratando de establecer una presencia en la ciudad de Wadi Halfa, en el norte de Sudán, donde muchos hombres sudaneses de entre 16 y 50 años se han quedado atascados al solicitar visas para ingresar a Egipto, pero que no estaba seguro de cuándo sería posible. Las mujeres, los niños y los ancianos no necesitan visas.
También dijo que la ayuda debía entregarse en una zona de amortiguamiento entre los puestos fronterizos de Egipto y Sudán, donde los que huyen también han enfrentado largas esperas.
Desde que comenzó el conflicto, casi 160.000 personas cruzaron de Sudán a Egipto, que ya albergaba una gran comunidad sudanesa.